La aplicación de seguridad comunitaria Sosafe, que permite a los vecinos alertarse ante posibles delitos en sus barrios, ha recibido en el último tiempo e reportes asociados a fuertes gemidos que se escuchan de madrugada, en distintos edificios y que no dejan dormir a sus residentes.
"'Son meses de lo mismo. A cualquier hora: 1 AM, 3 AM, 5 AM. Con las ventanas abiertas, a los gritos desenfrenados. No sólo nos despierta a todos, sino que además los escuchan todos los niños de los edificios cercanos", reclamó este miércoles un usuario que vive en la calle Cristóbal Colón, en Las Condes.
A los pocos minutos empezaron a llegar las primeras respuestas. "¿Y por qué no le van a tocar la puerta y hablan directamente con ella? ¿O con el conserje?", contestó una vecina. "Qué envidia tener a alguien así", bromeó otra usuaria. "Créeme que si la escucharas una vez, entenderías", intervino alguien.
Pasión pandémica
Este fenómeno parece haber tomado un impulso con el encierro de la pandemia. El 4 de abril pasado, cuando el Covid llevaba apenas un mes en nuestro país, la aplicación recibió una de las primeras denuncias como ésta, que incluyó hasta un video en el que se escuchaban los apasionados gritos en la mitad de la noche."Vecina, cierre su ventana. De acá se escuchan sus gemidos", posteó el autor de la delicada pieza audiovisual. "Está bien; lo único entretenido que hacer en cuarentena", contestó un usuario.
El gerente comercial de Sosafe, Carlos Fernández, asegura que "'si bien este tipo de reportes no son frecuentes, cuando ocurren, al igual que con los ruidos molestos, son útiles para la comunidad, ya que aunque puedan parecer chistosos, permiten que los mismos vecinos regulen su comportamiento para una mejor convivencia en comunidad".
La ficción de vivir aislados
El filósofo Mauro Basaure, investigador del Centro de Estudio de Conflicto y Cohesión Social (COES), explica "vivir en un departamento genera la ficción de vivir aislado del mundo. Cuando te ofrecen un departamento, siempre te muestran el piloto, las máquinas vacías y la piscina siempre sola. Como si todo el edificio fuera para ti. Pero nunca te mencionan a la comunidad que vivirá allí. Al final, vivir en un departamento es vivir en la ficción de la autonomía total, pero en realidad no es otra cosa que habitar una gran casa, en la que cada departamento es una pieza".El también académico de la Universidad Andrés Bello explica que el encierro obligado por la pandemia está destruyendo esa ficción del departamento, pues los residentes están percibiendo por primera vez a sus vecinos como sujetos cohabitantes de su mismo espacio. Que aparezca la figura del vecino, agrega Basaure, nos trae a conciencia de que realmente vivimos en un sistema interconectado.
"Siguiendo con la analogía del edificio como una gran casa -prosigue el filósofo- si tú vives en una de las piezas, y en la habitación del lado hay una pareja teniendo sexo a viva voz, todas las noches, durante un buen rato, entonces, claro, sientes que tiene que existir una forma de resolver el problema. El asunto es que esto no se va a solucionar yendo donde el conserje para que prohíba los gemidos. Siempre se tendrá que apelar al recato de la otra persona y a la consciencia de que no vive aislada, sino que en una comunidad interconectada en ruidos, líquidos y olores".