Todo comenzó con una persistente puntada en la espalda que Juan Anacleto Guerra, de 51 años, dejó pasar los primeros días de mayo de 2020. Semanas después, el dolor se expandió hacia sus hombros y lo obligó a consultar. Luego de varias visitas a médicos y una decena de exámenes y procedimientos, entre ellos, sesiones kinesiológicas e infiltraciones, el malestar no cesó. Por el contrario, empeoró. "No podía caminar sin ayuda ni vestirme solo, menos, darme una ducha. Mi señora me hacía todo, porque el dolor era tremendo, invalidante", recuerda el comerciante de Maipú.
En octubre le dijeron que tenía que operarse los tendones de ambos hombros con un especialista. Así llegó a la consulta de Felipe Reinares, traumatólogo jefe de Unidad de Hombro y Codo del Hospital Clínico Mutual de Seguridad. Pero al ver los exámenes, el especialista le dijo que no estaban claros y que no podía operarlo sin tener un diagnóstico certero.
En estos casos, explica Reinares, lo habitual es entrar a pabellón, pero para realizar una cirugía artroscópica. El procedimiento es una especie de endoscopía, pero a las articulaciones, que consiste en introducir una cámara de fibra óptica de 5 mm mediante un trocar grande (un punzón cilíndrico), con el fin de ver las lesiones y lograr un diagnóstico correcto.
"El paciente tenía un diagnóstico impreciso. Las hipótesis eran que tuviera un cáncer de la superficie articular, una enfermedad inflamatoria, más que un problema en el manguito rotador como le habían dicho", dice el médico, quien en vez de esta cirugía para ver dentro de sus hombros, le ofreció a su paciente una novedosa alternativa que no se había realizado antes en el país: una nanoscopía o artroscopia por aguja.
Como su nombre lo dice, la nanoscopía consiste en un procedimiento que usa herramientas de dimensiones mucho más pequeñas.
'"En vez de un trocar, se introduce una aguja a la articulación y por ahí una cámara de fibra óptica de menos de 2 mm. Es hacer una punción por aguja y eso es lo revolucionario. Se puede usar en todas las articulaciones, incluso en las de los dedos donde no llega un trocar normal. La ventaja de que la cámara sea tan pequeña es que permite realizarla en una sala de procedimiento o consulta, bajo anestesia local en un tiempo entre 20 a 30 minutos. No necesita pabellón, anestesia general ni los exámenes preoperatorios", explica Reinares.
"La cámara de alta resolución, estéril y desechable, se conecta a una pantalla led. Además, tiene la opción de realizar otras incisiones para introducir diversos nanodispositivos como pinzas o tijeras, que permiten usarla en pabellón", agrega el especialista.
Juan Guerra aceptó el desafío y el 24 de noviembre de 2020 se sometió al procedimiento en el que aprovecharon de extraerle una muestra del hombro y hacerle una biopsia. "'Fue la primera nanoscopía realizada en Chile y en Latinoamérica. En Francia se realizó hace un mes, en Hungría hace un par de semanas. Acá ya llevamos tres", dice Reinares.
Desechable
El médico explica que la nanoscopía se puede realizar gracias al Nanoscope, una herramienta desarrollada por la empresa biomédica estadounidense Arthrex, cuyo representante en Chile es Promedon. Afirma que la aguja se usa manualmente y se coloca en la parte más profunda de la articulación: "Atraviesa la piel, luego el músculo. Pasamos a través del tendón, de la cápsula y llegamos a la articulación en sí. La duración es de unos 20 a 30 minutos".A los días de la nanoscopía de hombros, el diagnóstico de don Juan era claro: una artritis reumatoide inflamatoria, es decir, inflamación de las articulaciones producto de una reacción del sistema inmune en contra de la membrana sinovial de las articulaciones. "'Recuperé la musculatura, ya puedo levantar los brazos, caminar, todo", cuenta Juan Guerra, tras unos meses con el tratamiento farmacológico adecuado.
"El objetivo principal de esta tecnología es favorecer el diagnóstico preciso de lesiones, en pacientes con dudas diagnósticas (discordancias entre exámenes), sin necesidad de llevarlos al pabellón para realizar el diagnóstico. También, poder realizar pequeñas intervenciones ambulatorias, como retiro de cuerpos libres o biopsias con nanoinstrumentos, utilizarla de manera complementaria en el pabellón como visión adicional, en cirugías habituales y para evaluar resultados de operaciones previas", dice Reinares.
El costo aproximado es $650.000 pesos. "Es un costo mucho menor que una operación, que implica pabellón y anestesista", agrega el médico.