"Hace quince años que comencé a meterme de lleno en el gimnasio. Antes no podía darle la dedicación que le doy ahora porque tenía que jugar al fútbol. Así que todos los días hago mis sesiones", dice Raúl Estévez (43), el ex delantero de Universidad de Chile y Unión Española.
El Pipa, que constantemente sube a Instagram sus rutinas, asegura que "cualquiera puede tener el cuerpo que quiera. Solamente hay que dedicarse y mantener una dieta adecuada. En este último tiempo, con la pandemia, he estado concentrado en mis rutinas".
Estévez dice que después de dejar el fútbol realizó los cursos para ser director técnico y ya tiene su cartón. "No es tan fácil ser entrenador. Por eso hay que prepararse. Ahora uno se da cuenta de ciertos movimientos en el campo de juego que uno cree saber cuando es jugador, pero no es tan así. Por eso me estoy preparando y espero que pase esto de la pandemia para ver si encuentro opciones", sostiene.
También hizo un curso para editar videos de los partidos y tener un conocimiento más acabado de los movimientos, tácticas y cómo se desempeñan los jugadores. "Gasto horas editando videos. Así que se me va el tiempo entre estudios, lectura de fútbol y editando. También me fascina ver entrevistas o conferencias, sobre todo las de Bielsa", agrega.
-Pero el gimnasio es su debilidad.
-Jajajá. Me vuelvo loco con el gimnasio. Es verdad. Todos los días, menos el domingo, le dedico una hora y media. Principalmente trabajo el tren superior y por eso estoy como me ven, jejejé. Pero es básicamente mucha constancia.
-¿Los cuarentones pueden llegar a tener ese físico?
-¿Tenés más de cuarenta?
-Andamos por ahí.
-Y, bueno, puedes hacerlo. Es cosa de mentalizarse. Yo trabajo un músculo cada día. Es una buena rutina que te distrae y te lleva, además, a tener una vida más saludable. Es bueno hacer cambios que te ayuden.
-En junio publicó una reflexión que tenía que ver con la renovación del águila y decía que la transformación exige, primero, hacer un alto en el camino.
-Sí, me pareció interesante. La vi y me encantó. Me gustan ese tipo de cosas. Y tiene mucha razón.
-¿Hubo algún cambio en su vida que lo llevó a publicarlo?
-No, para nada. Es una reflexión solamente y me pareció linda. No es que estuviera viviendo algo complicado. Me encuentro bien. Mis hijos ya están grandes. Las mellizas Juliana y Luna tienen 21 años, estudiaron comunicación publicitaria e institucional y abogacía, respectivamente; Ayrton tiene 19 y será martillero público y Valentino (18) comienza a estudiar arquitectura. Me gustan el automovilismo y las motos, y mis hijos se llaman Ayrton, por Senna, y Valentino, por Rossi.
-Y la joven que aparece en sus últimas publicaciones es...
Ludmila (24 años) y es mi novia. Estudió sicología y se recibió de repostería. ¿Qué más querés saber? Estoy muy bien, la paso muy bien con ella. Feliz.
-¿Dónde se conocieron?
-Bueno, en el gimnasio. Nos veíamos frecuentemente y ahí empezó todo. Comencé a seguirla por Instagram y empezamos a conversar. Después empezamos a salir.
-¿Encaró como lo hacía en la cancha o fue más pragmático?
-Jajajá. Algo tímido, podría decir. Nuestra primeras
citas fueron bastante íntimas. Este fue un amor que
nació en pandemia. No fuimos a ningún lugar en
nuestra primera cita. El 8 de febrero cumplimos
nueve meses juntos.
-Se le ve contento. ¿Espera traer a su novia a Chile?
-Seguro. Iba todos los años pero con la pandemia no
pude. Seguramente en el próximo viaje la invitaré
para que conozcamos Santiago y visitemos algunos
amigos.