José Joaquín Ballivián, lanzador de bala de 27 años, cuenta que siempre ha sido un poco alérgico, pero que nunca había tenido una irritación como la experimentada esta semana.
"Partí el domingo, con una alergia muy suave en el brazo derecho. Me tomé un par de antihistamínicos. El lunes la situación se puso más fea. Tomé más antihistamínicos y me eché una crema de corticoides. Pero no mejoró, de hecho, el martes la zona amaneció espantosa así que fui a la clínica", recuerda el deportista de Universidad Católica.
En la urgencia de la Clínica Alemana le dijeron que era una alergia fuerte, pero que estaba bien localizada. "El doctor me dijo que tomara corticoides orales y me recetaron un antihistamínico más fuerte. Y me mandaron antibióticos para que la herida no se infectara, ya que estaba supurando mucho.
-¿Le dijeron que había producido la alergia, Joaquín?
-Yo le comenté al doctor que tenía cara de ser litre porque tiende a ramificarse de esa forma, como con ampollas. Ya me había pasado antes, como a los 12 años, aunque no tan grave. Vivo en el cerro, en el camino a Farellones, entonces hay litres a la salida de mi casa.
El también lanzador de disco y campeón nacional de levantamiento de pesas durmió con una venda toda la noche, pero el miércoles despertó con el brazo inflamado. "Fui de nuevo al doctor, pero a otro hospital. Ahí me dieron corticoides a la vena. Me dieron una dosis para caballos, jajajá. Antes me habían dado para una persona normal y yo peso 125 kilos. También me pasaron otra crema tópica.
-¿Recuerda en qué momento estuvo en contacto con el litre?
-Al principio creí que Io había rozado, pero después caché a mi perro Kanter sobándose con uno que hay afuera de la casa. Y pasé todo el domingo abrazando a mi perro.
-¿Se asustó?
-Un poco, por eso fui a la clínica de nuevo. Ahora me siento bien, pero me pica, me arde. Y no puedes rascarte.
Martín Otero, dueño del Vivero Nativo Cantillana, resume la historia del litre, la planta que produjo la reacción alérgica de Ballivián. "Es un árbol que forma parte del bosque esclerófilo, una formación vegetacional que existe en la zona central de Chile. Está adaptado al clima mediterráneo. Tal como el peumo, el litre tiene hojas duras y con una especie de cera que los hace resistentes a la radicación del sol en verano. Es un árbol nativo de Chile, endémico y está desde los tiempos en que se formó la Cordillera de los Andes", dice el ingeniero agrónomo.
"El litre o lithraea caustica es parte de la familia anacardiaceae. Tiene un compuesto en sus hojas que al tocarlas y luego tocarte la cara o el cuerpo te produce una reacción alérgica. Aunque no todos son alérgicos al litre", complementa Alejandra Zúñiga, investigadora y académica del instituto de ciencias ambientales y evolutivas de la Universidad Austral.
El famoso componente peligroso del litre se llama urushiol, un aceite que se encuentra en las plantas de la familia anacardiaceae. "Es una sustancia resinosa que produce esa dermatitis. Uno puede contactarlo tocando directamente la planta o tocando a otra persona o ropa que haya estado en contacto. El perro de Joaquín perfectamente pudo ser el que le traspasó este aceite. Y también sería bueno llevarlo al veterinario para descartar que esté haciendo dermatitis", recomienda María Antonieta Guzmán, jefa del servicio de inmunología y alergias del hospital clínico de la Universidad de Chile.
La inmunóloga aclara que es clave lavar la zona de inmediato, durante diez minutos, con agua y jabón. "Tiene que ser con jabón para que atrape la grasa. No he visto casos mortales, pero la zona puede infectarse si se rasca. La reacción puede durar tres semanas fácil", asegura.
-¿Qué pasa en el cuerpo cuando ocurre la reacción alérgica?
-El urushiol se une a proteínas que están en las células de la piel. Ahí se desencadena una respuesta inmune y por eso es tan fuerte la reacción. El tratamiento generalmente está enfocado en corticoides, lavar la zona y en prevenir. Por eso la gente dice que hay que saludar al litre. Uno no lo hace por saludar, sino para mantener una distancia, un respeto.
Pese a lo incómodo de la situación, José Joaquín Ballivián respira un poco más tranquilo luego de partir su tratamiento. "El 20 y 21 de abril es el Nacional de atletismo y estaba preocupado de no poder entrenar bien de cara a este evento. Por suerte, voy a poder volver a las prácticas la próxima semana", cierra del deportista.