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Mamá preparó a hijas en caso de asalto

Catalina dice que todo ocurrió en 10 segundos. Que fueron 10 segundos horribles, en los que estuvo a punto de perder la calma. Pero que logró que ella y sus hijas salieran ilesas porque estaban preparadas.

A las tres y media de la tarde del miércoles, un Toyota Corolla en el que iban cuatro hombres armados, le interrumpió el paso al Chrevrolet Traverse en que Catalina Balmaceda (41, profesora de Educación Física) viajaba junto a sus cuatro hijas, de 5, 7, 9 y 11 años. Iban por la Ruta 5 Norte, en el camino Lo Pinto, de Colina.

En un video que grabó otro automovilista se alcanza a apreciar que las niñas mayores bajan rápidamente del vehículo. Y que un par de segundos después la madre baja con la más pequeña en brazos. En ese momento, los delincuentes se llevan el auto.

Catalina insiste en el dato del tiempo: "Fueron 10 segundos de terror", afirma. "Lo más fuerte es pensar que tu vida y la de tus hijas están en las manos de unos cabros chicos, que lo más probable es que estén drogados, con armas y que no midan consecuencias. Y que si se les pasa la mano, ellos te matan", comenta todavía nerviosa por el episodio.

Dice que tuvo una fracción de segundo para pisar el acelerador y huir. Pero vio que uno de ellos tenía un arma. "'Me dio miedo que si arrancaba nos pudieran disparar", recuerda. No le quedó más remedio que confiar en las conversaciones que había tenido con sus hijas sobre qué hacer en un caso así.

-¿Cómo fue esa preparación, Catalina?
-Fue hace unas dos semanas. íbamos en el auto y les dije que tenía que hablar un tema súper serio e importante. Yo sabía que tenía que prepararlas y advertirles sobre esto, porque vivimos en un sector donde ocurren mucho de estos delitos y las probabilidades de que nos pasara eran muy altas. Y también fue a raíz del caso de Tamara, la niña que murió baleada en una encerrona en Huechuraba, en febrero.

-¿Qué les dijo a las niñas?

- Que las encerronas sucedían mucho y que a cualquier persona le podía pasar. Y les recalqué que si ocurría, ellas debían salir automáticamente del vehículo, sin preocuparse por ningún objeto material, ni mochilas, ni teléfonos, ni juguetes, porque esas cosas eran recuperables. Que lo más importante era que se soltaran de las sillas o pisos que usan (sistemas de retención), bajarse y quedarse en la vereda para evitar un atropello.

-¿Qué le dijeron ellas?
- Me preguntaban por qué nos podían hacer eso o por qué ocurrían esas cosas. Mi miedo era el tiempo en que ellas lograran salir del auto, porque tres usan piso o silla, entonces es más complicado soltarse. Y ahora que lo viví, sé que cada segundo es fundamental para salvarse. Porque dos o tres segundos para estos gallos son una eternidad y se ponen más violentos si uno no se demora en salir.

-Entonces, sirvió la charla de prevención.

-Sí, la preparación fue fundamental para salir bien de esto. La reacción que ellas tuvieron fue rapidísima. Solo la menor de 5 años se puso muy nerviosa con los gritos y no podía soltarse de la silla. Cuando la estaba ayudando, uno de los tipos me gritaba que me apurara y me amenazaba con un cuchillo. Si no hubiéramos tenido esa conversación previa, ellas no habrían sabido qué hacer o cómo actuar.

Un total acierto

Rodrigo Guillibrand, siquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, dice que una de las cosas principales que disminuyen una reacción postraumática o de angustia es la preparación previa.

"Las personas neurológicamente tenemos algunas respuestas ante el trauma. Algunas son rápidas, automáticas y otras son más lentas o paralizantes. Cuando está en peligro la vida, la parte que piensa, que es la corteza cerebral, se desconecta un poco y comienza a funcionar el automatismo. Esto tiene que ver con estructuras cerebrales que están bajo la corteza, que actúan de forma automática y que son muy primitivas en las personas. Los animales también las tienen y tienen que ver con el instinto de sobrevivencia", explica.

En este punto, continúa Guillibrand, las personas toman decisiones muy rápidas, casi de manera inconsciente, en que evalúan el riesgo y se genera una respuesta para sobrevivir.

"Hay tres reacciones principales: huir, luchar o paralizarse. En este caso, la madre y sus hijas tenían un esquema preaprendido para el trauma. Hubo una respuesta de acción: la madre no se quedó paralizada ni salió arrancando, sino que actuó lo más distanciada posible de la emoción, pero con el instinto de sobrevivencia. Por eso, la preparación es un tipo de prevención fundamental o primaria para los traumas", asegura.

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