"Quiero darles las gracias, un fraternal abrazo a cada uno porque hoy, que estemos de vuelta, es gracias a ustedes y a nosotros".
Así Waldo Díaz, el comandante del vuelo JA270 de Jetsmart, que había despegado a las 9.04 de la mañana de este jueves desde Carriel Sur, en Biobío, con destino a Antofagasta, puso término a un accidentado trayecto de 43 minutos con una turbina menos presumiblemente por culpa de un pájaro.
El Airbus A320neo, de dos motores, regresó de emergencia a las 9.47, luego de una explosión en el motor izquierdo en el momento del despegue, lo que desató el nerviosismo de los 171 pasajeros a bordo.
Tras aterrizar, el piloto Díaz, instructor y jefe de base de Jetsmart en Concepción, decidió salir de su cabina y hablarles a los pasajeros. Les dijo que "somos un equipo" desde que la nave comienza su movimiento y que "no es fácil tener que lidiar con este tipo de situaciones, sin embargo quiero dejarles muy en claro que, como tripulación, estamos preparados para enfrentar este tipo de situaciones".
Sacó aplausos, como quedó registrado en una docena de videos que grabaron los pasajeros.
Un protocolo
Julio Subercaseux también es piloto y dice que en el
mundo en general y en Carriel Sur en particular, por su
cercanía a humedales, ocurren los llamados bird strikes
(golpes de aves) con frecuencia y que las tripulaciones
están entrenadas para ese tipo de percances. "Los aviones bimotores están diseñados para continuar su despegue con un motor, seguir a un punto alternativo o regresar", dice.
Advierte, eso sí, que no es lo mismo que volar con dos motores y para eso hay un completo procedimiento que incluye numerosas maniobras (engine out procedure se llaman), especialmente en el momento más crítico, como es el despegue, en que se necesita toda la potencia. "De partida, el piloto tiene que apagar el incendio, echar a andar los extintores y un montón de cosas más, como cortar el combustible, cerrar los cowl flaps", precisa Subsercaseaux.
La segunda etapa, según el piloto, es el control de la aeronave para estabilizarla, lo cual "involucra cambiar de velocidad, de altura, manipular el timón y comenzar a administrar el único motor bueno que va quedando".
Al contar con un solo motor, el avión sufre un desbalance, lo cual hace que naturalmente se desvíe de su trayectoria. Para corregir el rumbo y mitigar esa falta de potencia de uno de sus ladoss, se debe disminuir la velocidad, por lo tanto bajar de altura, y usar el timón para corregir esa desviación de la dirección y mantener la línea recta hacia el destino final.
Sistemas duplicados
Osvaldo Bahamondes, piloto y académico de la Academia de Ciencias Aeronáuticas de la Universidad Santa María, recuerda que las naves tienen sus sistemas de seguridad duplicados. "El avión puede seguir volando con un motor de acuerdo a la emergencia", asegura."En estas emergencias, el primer paso es cortar el motor y activar los extintores que van adentro para detener el fuego. También hay que cortar los inyectores de combustible. El problema no es el choque con un pájaro ni el ave que sigue dañando el motor, sino que pueden ser pedazos de metal que se quebraron y que, al desprenderse, siguen dañando la turbina", dice.
El piloto cree que todo eso hizo al comandante tomar la decisión de regresar a Carriel Sur y así "evitar problemas mayores", como una falla en el segundo motor.
El académico destaca no sólo la maniobra del piloto en el incidente, sino que su actitud de hablarles cara a cara a los pasajeros. "Siempre es bueno, porque puede que haya una estampida de la gente, que se asuste, comience a gritar y se cree una emergencia humana dentro del avión", explica.
"Una buena acción fue agradecerles su comportamiento durante la emergencia", apunta.
Ricardo Delpiano, analista de transporte aéreo, agrega que "los pilotos se preparan para estas cosas como para muchas otras. La gestión de la emergencia por parte de la tripulación demuestra que la línea aérea está capacitada, brinda seguridad y actúa de acuerdo con los protocolos de la industria aeronáutica y la normativa de Chile para un retorno seguro al aeropuerto".
Nerviosismo
Una vez en Carriel Sur, sólo 114 pasajeros de los 171 iniciales decidieron retomar su viaje a Antofagasta, a las 12.19 horas, en otra aeroanave.Muchos no escondieron el nerviosismo de lo que habían vivido.
Giovanni Tapia (33) fue uno de los que siguieron viaje.
"La situación que vivimos fue súper grave. Recién acabo de descansar un momento. Hace 30 minutos me quedé zeta", dijo horas más tarde. "Cuando la turbina estalló, justo estábamos saliendo del aeropuerto. Entonces tuvimos que estar 30 minutos en el aire sin saber si podíamos aterrizar o qué iba a pasar con nosotros", recuerda.
Guillermo Rebolledo (49), faenero, que viajaba a trabajar a Iquique, recuerda que "a los pocos minutos de despegar se sintió un ruido muy fuerte, como un explosión. Supe al tiro que eso no era normal, porque yo siempre viajo en avión por mi trabajo en las minas del norte. Aparte del ruido, el avión se inclinó al lado izquierdo y empezó una vibración que no paraba, peor que una turbulencia".
"Recién le tomamos el peso a lo que vivimos cuando nos desembarcaron y vimos las redes sociales", agregó.