Georgina Nogueira (36) siempre soñó con ser modelo, con desfilar extravagantes conjuntos en las pasarelas top del mundo de la moda. Su deseo se cumplió a medias hace una semana cuando su papá, Jorge, tomó la cámara para producir una atrevida sesión de fotos con tenidas veraniegas diseñadas por ella misma.
"Me encanta sacarme fotos, pero nunca subo nada a redes sociales porque soy media vergonzosa", reconoce la esposa de Agustín Farías, volante argentino de Palestino. "Pero como mi papá me conoce no me dio pudor. Con él puedo ser yo y pude vivir ese sueño frustrado", apunta.
-¿Por qué no probó suerte en el modelaje antes, Georgina?
-Porque me fui a la abogacía, estudié derecho y nunca quise hacer nada de este tipo por la imagen que podía llegar a dar en la carrera. Pero ahora que no me dedico a eso, puedo hacerlo libremente.
La señora del futbolista de Palestino acaba de lanzar su propia marca de vestuario, llamada Bellapraga (@bellapraga2021), cuyo inventario incluye diversos bikinis, trikinis y pijamas, entre otros productos. "El lanzamiento oficial fue el lunes. Bellapraga va dirigida a todo el público que quiera jugársela un poco más con los diseños y ser osado. En el fondo es atreverse a mostrar un poco más", dice desde Azul, la ciudad natal de su marido.
La trasandina cruzó la cordillera hace dos semanas para ir a inspeccionar cada prenda que importará a Chile y detalla su oferta. "Hay bikinis, trikinis, shorts, tops, todo un poco más jugado que lo clásico. Los trikinis y bikinis los diseñé yo misma, mientras que los otros productos los vi acá y los quiero llevar. Casi todos los diseños vienen en las tres tallas: S, M y L. Y los valores aproximados varían desde los 11 mil hasta los 55 mil pesos. De momento, el método de compra es a través de la cuenta de Instagram", explica Georgina.
-¿Cómo nace la idea de crear su propia marca de ropa?
-Bellapraga nació hace un montón en realidad. Cuando llegué a Chile me di cuenta que no había muchas prendas como bikinis con colaless, trikinis o ropa más jugada en general. Cada vez que quería algo así tenía que viajar a Argentina para comprarlo. Así que siempre tuve la idea de traer ropa desde allá. En Chile hay mucha variedad de ropa, pero encuentro que, en cuanto prendas más osadas, no hay mucho.
-¿Por qué cree que ocurre eso?
- Pienso que es por la industria más que nada. Cuando llegué a Chile, sentía que las mujeres eran más clásicas, más cerradas. Pero ahora, con el paso del tiempo, las veo más liberales. Se están empezando a soltar. A mí también me daba vergüenza ponerme este tipo de prendas al principio, pero una tiene que ponerse lo que le gusta, lo que te hace sentir bien y sexy. No por los demás, ni por los hombres, sino para sentirse bien uno misma. Por eso, mi consejo es que se atrevan.
Georgina estudió leyes en la Universidad Argentina de la Empresa y se desempeñó como abogada en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires hasta poco antes de radicarse en Chile, hace más de seis años. "Siempre trabajé, pero desde que llegué a Santiago no hice nada. Por eso necesitaba hacer esto sí o sí", explica.
-¿Por qué necesitaba tanto volver a trabajar?
-Porque siempre trabajé. La diferencia fue que, cuando nos establecimos en Chile, primero me ocupé del embarazo de nuestra hija mayor, Indiana, que fue in vitro. No podía empezar un trabajo y faltar. Después vino Matías Milán. Siempre me quedó la idea de hacer algo. Antes era la abogada y ahora soy la mujer de Agustín. Quería ser alguien por mí misma nuevamente. Ahora estoy feliz, tengo la cabeza ocupada con algo que es mío y puedo dejar de ser la mujer de alguien para ser yo misma de nuevo.
-¿Qué le dice Agustín sobre su emprendimiento?
-Me apoya muchísimo, está muy presente. Y está contento porque me ve feliz.