A las 10.47 AM, luego de una espera de más de tres horas para salir del aeropuerto por los protocolos Covid, Yasmani Acosta cruzó la puerta de llegadas internacionales y se encontró con su madre, Marta Fernández, luego de seis años.
"Cuando la vi, me dio tranquilidad. Me emocionó mucho, fueron seis años sin verla. Ella llegó a Chile cuando yo estaba en Europa", cuenta Yasmani.
-¿Fue un alivio?
-Sí, sentí mucha tranquilidad. Desde que llegué a Chile soñé con traerla un día y estar juntos. La abrazaba y le decía que no llorara. Extrañaba estar con ella, abrazarla, hablar, tenerla al frente. Aún ni siquiera hablo tanto con ella. Llegué a ducharme y a dormir. Pero, bueno, voy a tener tiempo para disfrutarla, estar juntos y poder hablar.
"Mi suegra estaba nerviosa. Qué va a pasar cuando nos veamos, me decía", agrega Rommina Sepúlveda, polola del luchador grecorromano, quien Io esperaba junto a su hija Antonella. No se veían desde el 15 de mayo.
El reencuentro en el aeropuerto era algo muy común para Yasmani y su madre cuando competía por Cuba y salía del país, excepto la última vez, en abril de 2015. "Siempre me iba a buscar, me recibía en el aeropuerto. Esa última vez en Cuba tuve que decirle que no fuera a buscarme. Ella entendió que no iba a volver. Pero cuando tomé esa decisión no estaba seguro si podía quedarme, todavía tenía la oportunidad de arrepentirme", recuerda el luchador.
Yasmani llegó a Chile en 201 5, cuando vino a participar en un Panamericano específico de lucha grecorromana en Santiago, cupo que logró luego de ganar un nacional en Cuba. En su país estaba a la sombra de Mijaín López, estrella de su deporte a nivel mundial, y buscaba más oportunidades en su carrera. En Chile, recibió la ayuda del luchador chileno Andrés Ayub para quedarse. "Él me dijo que me apoyaba en todo", recuerda.
Por su huida no podía regresar en ocho años a la isla, es decir, hasta 2023. En 2018, obtuvo la ciudadanía chilena y en todo este tiempo, entre varios éxitos, logró una medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de Cochabamba en 2018, bronce en los Panamericanos de Lima 2019 y un cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Marta Fernández llegó hace un mes con una visa temporaria como madre de un chileno. "El día que me fui de Cuba sigue siendo el más difícil. Ahora estoy contento. Fue muy difícil traerla, son seis años. Ahorraba, pero era un poco difícil cuando partí trabajando de guardia de seguridad en una discoteca. En el fondo, uno sale del país por eso, para surgir más en la vida como atleta y como persona", agrega Acosta.
-Su mamá no estaba muy de acuerdo cuando se fue de Cuba.
-Yo le decía, como broma, "algún día me voy a ir fuera del país", para ver cómo iba a reaccionar, pero ella no me respondía. Yo le decía que la quería ayudar y que en Cuba iba a ser muy difícil. Me entendió, pero aún así no me apoyaba, no quería que me fuera y en un principio se veía como algo lejano.
-¿Qué cosas les gustaba hacer juntos en Cuba?
-En Cuba la vida era un poco distante, yo pasaba la semana entera entrenando y solo los fines de semana la podía ver. Llegaba a descansar, comer y dormir.
Yasmani dice que los años más difíciles en Chile los vivió entre 2015 y 2017, cuando trabajaba de guardia de seguridad y no podía hacer su deporte profesionalmente. "Fueron dos años que parecieron veinte. En ese tiempo solo pensaba en mis problemas", cuenta Acosta. Con su madre se comunicaban por WhatsApp, aunque en Cuba la conexión no era buena.
Yasmani viajó de regreso a su departamento en Villa Alemana, donde hará la cuarentena de IO días. A su llegada al nuevo hogar, recibió el primer reto de su madre para recuperar el tiempo perdido. "Andaba en chalas y me dijo: ponte calcetines que hace frío", cuenta el deportista, que seguirá viviendo en el Centro de Alto Rendimiento y viajará los fines de semana para compartir con su familia.
Aún tiene un asunto por resolver. "Todavía falta que se venga mi hermano Yadiel, eso es lo que queda pendiente para poder estar más tranquilo", dice.