Malherido, esposado, con sus ropas desgarradas y tirado en el suelo de una habitación insalubre, atiborrada de latas de cerveza, botellas de alcohol y restos de comida rápida. Así apareció un comerciante de 35 años luego de vivir catorce dramáticas horas: cuando lo encontraron, contó que había sido secuestrado y había estado cautivo en una casa ocupada por microtraficantes y consumidores de droga de la comuna de San Ramón.
Lo que al comienzo pareció un relato algo inconexo y hasta difícil de creer, con el paso de los días y a medida que fue avanzando la investigación, se fue configurando efectivamente como un secuestro, delito que tiene una de las penas más altas que contempla el Código Penal chileno (ver recuadro).
Noche de horror
Según la PDI, el calvario de este hombre comenzó a las 21 horas del 27 de febrero pasado y terminó a eso de las II de la mañana del día siguiente. Durante toda esa noche, establece la investigación, el comerciante fue golpeado y torturado por sus secuestradores, quienes le exigían a la familia un cuantioso pago por su liberación: $50 millones entre dinero en efectivo y celulares de alta gama.El subprefecto Hassel Barrientos, jefe (s) de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales Metropolitana (Bipe) de la PDI, cuenta que la víctima es un locatario del Persa Biobío dedicado a la venta de celulares y accesorios telefónicos. Se presume que uno de sus clientes estuvo detrás del delito, pues sabía muy bien las cantidades de dinero que manejaba la víctima.
Según la investigación policial, el comerciante fue citado por este cliente a las 21 horas de ese sábado de febrero en un punto de la comuna de La Granja. ¿Para qué? La víctima declaró que iba a recibir el pago por unos celulares que le había vendido. Todo cambió para mal cuando aparecieron ocho sujetos a bordo de dos vehículos, quienes a la fuerza se lo llevaron a la casa de San Ramón.
"Paguen, por favor"
"En ese lugar fue golpeado y sometido a torturas. Durante las 14 horas de cautiverio los secuestradores se comunicaron con los familiares para exigir el rescate, a través de mensajes de audio de WhatsApp y videollamadas efectuadas con el celular de la víctima", afirma el subprefecto."Entreguen la plata, por favor, o me van a matar", dice el comerciante en uno de los audios. De fondo se escucha a uno de los secuestradores aparentemente cargando una pistola. "¿En cuánto tiempo tienen la plata? Por favor dime en cuánto tiempo la entregan", ruega la víctima en otro mensaje de voz.
El subprefecto cuenta que el comerciante fue encontrado por la PDI antes de concretarse cualquier pago. "Cometieron el error de comunicarse con los familiares con el celular de la víctima. Así logramos determinar el sector donde estaba la víctima. Eso fue lo que al final lo salvó. Como no teníamos el domicilio exacto, tuvimos que hacer un rastreo y una vigilancia en el lugar. Los secuestradores fueron advertidos de que estábamos cerca, huyeron y dejaron a la víctima sola en la casa", detalla.
A siete meses del secuestro, el comerciante por fin está recibiendo un poco de justicia. Este jueves fueron detenidos tres supuestos secuestradores: tienen entre 19 y 21 años y dos de ellos registran antecedentes penales. Poco antes había caído un cuarto involucrado, pero por un delito distinto: fue detenido por agredir gravemente a otra persona. El subprefecto agrega que un quinto sospechoso -un adolescente de 16 años- no ha podido ser ubicado.
Los tres jóvenes detenidos fueron formalizados por el
delito de secuestro y quedaron sujetos a la medida
cautelar de prisión preventiva. El subprefecto explica que
arriesgan una pena de 10 años y un día, como mínimo,
sólo por el delito de secuestro.