Rodrigo Almánzar esperaba pasar la mañana del 24 de diciembre haciendo los últimos arreglos antes de la celebración familiar de la Navidad. En lugar de eso, pasó la jornada en el peor lugar posible: afuera del Servicio Médico Legal, esperando el cuerpo de su sobrina, Anaís Díaz. La joven de 21 años murió el día anterior en un accidente de tránsito ocurrido en la esquina de Andrés Bello con Pedro de Valdivia en Providencia.
El trámite concluyó poco antes de la una de la tarde, tras lo cual una carroza fúnebre trasladó el cuerpo de la muchacha hasta una casa ubicada en la comuna de La Cisterna, donde sería velada.
"Será una fecha totalmente distinta", comentó Rodrigo entre lágrimas y poco antes de recibir el cuerpo de su sobrina. "La viviremos con mucha pena y dolor por el accidente y por tener que aceptar la partida de una niña esforzada y luchadora que tenía todo el futuro por delante".
La mañana del jueves, cuando ocurrió el accidente, la joven se dirigía a su trabajo en la empresa Grupo Norte, ubicada en avenida Los Conquistadores. Allí trabajaba hace tres años, como administrativa de recursos humanos.
"Ella vivía en la comuna de El Bosque, con sus padres y sus dos hermanos de II y 18 años. Su familia no estaba pasando por un buen momento económico. Su madre no podía trabajar por una enfermedad que tiene en las caderas (displasia). Además, estuvo intubada en la urgencia muy grave por Covid-19. Así que la niña era el sustento del hogar", contó Almánzar.
El error de otros
Jocelyn Almánzar, tía de Anaís, todavía no asimila lo que le ocurrió a su sobrina. Con la voz quebrada, dice que "esto no debería estar pasando. Ella era una niña sana, alegre, esforzada. No se merecía algo así: pagar con su vida por un error que cometieron personas imprudentes que estaban al volante".Cuenta que Anaís estudiaba la carrera de Auditoría en el Duoc UC por las noches y trabajaba durante el día. "Lo único que ella quería era sacar su título para ayudar a su familia a tener un mejor pasar. Iba en segundo año. Estaba contenta en la empresa, porque le daban permiso para dar las pruebas. Ella hizo la práctica y luego la contrataron", relata.
La familia primero
Anaís pololeaba hace casi cuatro años con Sebastián Arrospide (21). "Ella fue la mejor persona que conocí en la vida. Era una mujer muy fuerte, súper aguerrida. Sabía como ser trabajadora, estudiante, mamá cuando tenía que cuidar a sus hermanos, hija, polola. En todo cumplía", describe el joven, que escribió en su Instagram que "se me fue la mujer que más he amado en esta vida".Según Sebastián, para Anaís "su familia era lo primero, incluso antes que ella. Siempre lo decía. Ella amaba mucho a sus hermanos, adoraba a su madre. Vivía por ellos. Si sabía que uno de sus hermanos necesitaba algo, trabajaba para poder dárselo. Si la mamá necesitaba remedios, ella se los llevaba".
El joven cuenta que en febrero, por primera vez, iban a salir de vacaciones juntos. "Teníamos todo planeado. Por temas de trabajo y estudios de ambos nunca coincidíamos. Ahora íbamos a sacar a toda su familia: todos juntos a San Sebastián, a la playa. Era algo simple, pero ella quería darse ese tiempo. Era un viaje especial, porque en ese lugar nos conocimos".