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Encuentran cuerpo de ingeniero que salió a surfear en Brasil y no volvió más

Las serenas olas del balneario de Cacimbinhas, ubicado en Pipa, localidad turística al noroeste de Brasil, devolvieron este martes el cuerpo del chileno René Durán Barreiro (42), dos días después de que el ingeniero fuera a nadar al mar y desapareciera.

Este martes y miércoles, diversos medios de ese país informaron sobre el caso. Uno de ellos, "Tribuna Do Norte", publicó que "según turistas amigos del chileno, él se fue al mar y nunca regresó". También aseguró que el cuerpo del ingeniero será periciado en el organismo equivalente al Servicio Médico Legal de acá, y que la policía iniciará una investigación por el caso.

René Durán Pérez (62), padre del ingeniero, cuenta que su hijo estaba de vacaciones en Brasil.

"Viajó a Río de Janeiro con su polola, a principios de noviembre; luego a Florianápolis y fueron subiendo al norte, hasta llegar a Natal. Allí está la localidad de Pipa, donde lo invitaron a que fuera hacer clases de yoga", cuenta.

El ingeniero eléctrico oriundo de Punta Arenas vibraba con el yoga. Su padre agrega que viajó una temporada a India para especializarse en la práctica. Dice que su hijo también era aficionado al surf y la escalada deportiva. "Desde chico que viajaba. Conoció varios países de Europa, entre ellos España, donde viajó a hacer un postgrado. También estuvo en Vietnam, Indonesia, Islas Galápagos, Sudamérica, etc. Siempre tuvo espíritu aventurero", relata.

Cuando su hijo no estaba viajando, dice Durán Pérez, trabajaba de terno y corbata en una oficina. Fue empleado de varias empresas, entre ellas Entel y el Observatorio ALMA. En este último organismo, el ingeniero estuvo entre los años 2011 y 2016.

René padre cuenta que el domingo pasado, su hijo fue a surfear con un grupo de amigos. "Su polola no quiso ir y se quedó esperándolo. Pero luego no llegó, él no salió más del mar. Ahí le informaron a la policía y a los servicios de rescate".

Francisco Pino fue compañero del ingeniero en el Observatorio ALMA. Desde esa época, forjaron una amistad que perduró en el tiempo.

"René amaba el surf, también le gustaba mucho escalar, hacer yoga. Disfrutaba de esas disciplinas porque tenían contacto directo con la naturaleza. En el caso del surf, para él era una forma de alimentar el vínculo que tenía con el mar", asegura.

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