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Familiares relatan cómo la corriente del río Biobío se llevó al ingeniero Elizardo Matamala

El paseo familiar terminó de la peor forma posible. Elizardo Matamala Cea, su señora, María Elena Gatica, sus tres hijos, su suegra y su cuñado llegaron el sábado 25 de diciembre al sector Diuquín, en la ribera norte del río Biobío. Vivían en Los Ángeles y querían relajarse en un camping ubicado a nueve kilómetros de Laja.

En apenas unos minutos el panorama cambió. "Fue aproximadamente a las seis de la tarde. Matías, el hijo de 9 años de Elizardo, lanzó una pelota al río y se tiró detrás a rescatarla. El niño se empezó a ahogar y mi sobrino se lanzó a sacarlo", relata Cecilia Cea, tía de Elizardo, quien trabajaba como ingeniero en administración.

"Era un excelente nadador. Nosotros somos de Cañete y él se acostumbró de chico a cruzar nadando el Iago Lleu Lleu y el lago Lanalhue. Lo vi miles de veces. Sé que le acomoda nadar de espalda. El sábado rescató a su hijo y luego se dio vuelta como para nadar de espaldas", prosigue la tía. Entonces sucedió algo impensado: "Por una razón que no sabemos, su cuñado de 18 años, se lanzó y lo tomó de un brazo. Yo creo que pensó que a Elizardo le había pasado algo y que por eso se había dado vuelta. Pero su cuñado no sabía nadar y no lo soltó nunca. Los dos se perdieron y nunca más volvieron a aparecer".

Cecilia llegó a Diuquín la noche del sábado 25. También, Gonzalo Matamala, hermano de Elizardo, y otros primos y tíos. "Esto es horrible. No te imaginas nuestra angustia. Necesitamos ayuda para encontrar a mi sobrino y su cuñado. Necesitamos que venga un buen equipo de rescate. He llamado hasta a la Armada para pedir apoyo. El domingo se sumergieron dos buzos del Gope de Carabineros de Concepción, pero hoy (lunes) no se han metido de nuevo. Llevamos dos días completos parados en la orilla del río", dice.

La abogada describe el lugar: "Esta parte del río es muy correntosa. Se forman remansos que son como remolinos que succionan. Ayer (domingo) un bombero quedó atrapado en un remolino. Casi se ahoga. No tenemos los equipos adecuados. Hace un rato, en la desesperación, mi otro sobrino se metió en un kayak y ayer unos primos se subieron a un bote tratando de encontrarlos".

Elizardo era ingeniero en administración de empresas y tenía una constructora en Los Ángeles. Antes de eso, estuvo cuatro años en un seminario. Quería ser sacerdote. "Se retiró, pero siguió siendo parte de la iglesia. Era misionero católico. Yo sé que todos los muertos son buenos, pero si había un cabro bueno en este mundo, ese era mi niño", asegura su tía Cecilia. "Tocaba muy bien la guitarra e iba gratuitamente a velorios, funerales y matrimonios. La noche de Navidad, antes de cenar con su familia, fue con su señora e hijos al Hogar Sor Vicenta. Llevó regalos y dulces para repartir entre las niñitas que no tenían familiares para salir a celebrar. Siempre fue así de generoso".

-¿Siempre iba a ese camping?
-Nunca. Pero fíjate que las familias que viven acá han sido muy generosas. Nos prestan sus baños y la junta de vecinos nos trajo un montón de comida. Vienen a cada rato a vernos.

Con una ecosonda

Pedro Rivas, comandante del Cuerpo de Bomberos de Laja, relata que la llamada de auxilio la recibieron a las 19 horas del sábado 25. "Primera vez que vivimos una tragedia como ésta. Es un sector donde llega harta gente. Muchos salen en bote a pescar y aunque está prohibido bañarse acá, muchos lo hacen igual", señala.

Rivas relata que el domingo trabajó con ayuda del Cuerpo de Bomberos de San Rosendo, mientras que este lunes, asegura, llegaron dos buzos de la Compañía de Hualpén. "Al ser un sector con mucha corriente submarina y con el agua medio turbia, no es fácil el trabajo de los buzos. Por la orilla hay demasiadas ramas. Ahora estamos con una ecosonda, que es un radar que va midiendo la profundidad y detecta si hay bultos en el fondo del río. Yo entiendo la desesperación de la familia, pero estamos haciendo lo que podemos".

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