"Gracias, fútbol", dice Rodrigo Pérez cada vez que contempla su entorno. "Es que es la pura verdad: gracias, fútbol", insiste el ex futbolista de Cobreloa, O'Higgins y la Roja para referirse al espacio en el que habita y vive su vida luego del retiro: una estupenda parcela enclavada en el sector de Lo Miranda, localidad ubicada en la comuna de Doñihue.
"Acá me quedaré para siempre, tengo todo lo que necesito: campo, mascotas, una canchita de futbol, tengo dos canales que pasan por el lado de la casa. Es un lugar soñado", indica Pérez, quien es técnico titulado del Inaf, instructor de la Conmebol, tuvo un paso por el banco de Cobreloa y que hoy está instalado en la Sexta Región como director deportivo de las escuelas municipales de Rancagua. Desde ahí monitorea la actividad y le dedica bastante tiempo a un tema sustantivo de su idílico enclave: la mantención.
"Son unos 6.000 metros cuadrados, me gusta que todo se vea impecable y le he hecho bastantes mejoras, pero mantenerlo es un gasto importante", explica Pérez, quien hace algún tiempo y para apuntalar ese ítem, decidió arrendarles su parcela a amigos y gente cercana que necesitara un espacio para realizar convites, manifestaciones y celebraciones varias.
"No es un centro de eventos, no es un negocio, es mi parcela donde invito a mis amigos y gente conocida, y que arriendo en casos puntuales a alguien que necesite de piscina, quincho. Este lugar está impecable y me gusta invertir mi tiempo en él porque también mis hijos son los que más disfrutan", cuenta Pérez, quien colgó un mensaje en su cuenta de Instagram.
"Si necesitas un lugar perfecto para disfrutar, fiestas de fin de año, cumpleaños, celebraciones familiares. A 20 minutos de Rancagua. Información por interno", escribió Pérez, quien ha recibido múltiples mensajes para conocer su parcela, pero que él mismo ha debido explicar que aquel posteo estaba más enfocado en "amistades, familia y gente del fútbol, por lo mismo toda la información la manejo por interno con las personas que consultan".
En esa dinámica, el propio Pérez cuenta que ha hermoseado las instalaciones agregándole algunos servicios claves como camarines con ducha, baños de hombres y de mujeres, un impactante quincho que permite que toda la gente que asista se concentre y aísle en ese entorno natural, mientras que él se parapeta en su hogar.
"Ha sido un trabajo muy intenso, hace un año vengo trabajando firme. He tenido que cargar sacos de escombros y echarlos a un camión, preocuparme de mantener esta piscina de 12x5 impecable, y de tener los árboles frutales sanitos. Tengo paltos, durazno plátano, uva, nueces, guindas. Tengo tres sauces. Yo no me quiero mover nunca de acá. La energía que te da este lugar es inigualable. Y por eso también aprovecho que gente conocida venga y si quiere venir con alguien más o celebrar algo se los arriendo a un precio razonable y todos salimos ganando. A mí me sirve para mantener el lugar impecable y a ellos para que disfruten de un entorno increíble con naturaleza", comenta Pérez.