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Doctora Carolina Herrera se fue a vivir a Machalí para recuperarse de su trabajo de dos años en la UCI

En marzo del 2020, la doctora Carolina Herrera inauguró su casa en Machalí, en la Sexta Región. "Queríamos salir de Santiago y nos enamoramos a primer vista de una antigua casa patronal chilena bautizada Enrione y construida en 2001", admite la broncopulmonar, que pospuso la mudanza cuando la pandemia llegó a Chile: "No pude bajar la intensidad y cambié todos mis planes para hacer día por medio turno en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)".

Hace un mes la panelista del matinal "Contigo en la mañana" (CHV) por fin logró mudarse definitivamente a la propiedad de 258 metros cuadrados. Al teléfono destaca que "siento que al vivir en esta casa me estoy ordenando. Estoy sacando de mi cuerpo toda la energía dramática o de sufrimiento que significó trabajar estos dos años en la UCI y la Unidad Coronaria".

-¿Cómo la ayuda específicamente?

-La luz de esta casa me ayuda, ya que pasar el día y la noche con luz artificial (en los recintos asistenciales) fue difícil. Mis recuerdos de estos años es estar muerta de frío, incluso con cinco capas de ropa, y sin luz (natural). Mi nueva casa me está ayudando a reparar las carencias de los últimos años. Estoy descansando de las alarmas de los ventiladores y monitores, de ese bip bip bip. Antes cuando alguien levantaba la voz en la UCI significaba que algo importante estaba pasando, pero ahora por el Covid todo el tiempo se escuchan gritos. Para mí, sentarme en el jardín, que me llegue un rayo de sol y escuchar únicamente a los pájaros es una maravilla.

-¿Cómo son los turnos en la UCI?
-Duran 24 horas y cada seis semanas debes realizar un turno en el fin de semana. Uno queda como en coma el día siguiente, aturdida, con los reflejos lentos, no quieres que te hablen. A mí me salvaba, después de un turno, ir a la tele, porque me hacían de nuevo el ánimo, revivía con eso. Yo siempre he hecho turnos, pero cambiaron mucho estos dos años. Antes era una especie de santuario, con poco ruido y poca gente, y ahora es lo contrario. Además uno sentía que había mucho riesgo en cada turno, ya que uno respiraba el aire con pacientes con Covid las 24 horas.

-Un período muy estresante.
-Súmale la presencia constante de la muerte a tu rutina y el sufrimiento de las familias a través del teléfono... Es algo que a nadie le enseñaron a manejar. Actualmente dejé el turno de la UCI, pero sigo haciendo turnos en la Unidad Coronaria.

Por estos días, la doctora pasa pocos días en Santiago. Actualmente es subdirectora médica de Red Salud de Rancagua y los miércoles y jueves sigue trabajando en el Hospital Fach. "Me demoró una hora y 10 minutos a Santiago", cuenta Carolina Herrera, quien mantiene su casa en Ñuñoa: "Mi marido, el siquiatra Eugenio Olea, sigue trabajando en Santiago y nos vemos día por medio aproximadamente. Lo extraño mucho".

-Pero igual está feliz con el cambio de casa a Machalí.
-Ver los árboles y las calles vacías y no ver autos que pasan corriendo o tocando la bocina ya me genera una tranquilidad al espíritu. Es un privilegio estar en un lugar tranquilo. Estoy buscando silencio y dejar de ser propiedad pública de alguna forma, jajajá.

-¿A qué se refiere?
-En la UCI comes un bocado y alguien te llama, vas al baño y alguien te toca la puerta. Es momento de repararme. La gente de la salud ha quedado muy mal.

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