Cerca de las cuatro de la tarde del pasado domingo los vecinos de la calle Quebrada Umallani, en la precordillera de Santiago, reportaron un Ford Explorer de color blanco que había sido abandonado por desconocidos durante la noche. Al revisar la información del vehículo los carabineros de la 430 Comisaría de Peñalolén, se dieron cuenta de que se trataba del mismo station wagon que había sido robado en Las Condes el viernes 13 de mayo, con casi 23 millones de pesos en su interior. Así lo declaró a la policía su desconsolada dueña, una empresaria de 45 años que acababa de vender un par de locales comerciales, por Io que andaba con gran cantidad de efectivo.
Según detalló el teniente coronel de Carabineros Bernardo Leiva Delgado, "una vez que la propietaria del vehículo fue ubicada y se trasladó a Peñalolén, pudo reconocer, abrir el vehículo y personal de la Sección de Investigaciones Policiales (SIP), comprobó que en la zona del portamaletas, dentro de varios sobres y bolsas plásticas, aún estaban los 20.718.300 de pesos y 695 dólares sustraídos en efectivo, más otros dos millones en cheques y joyas".
Aunque la policía no se aventura a teorizar sobre los motivos de los delincuentes para no robar el dinero, la psicóloga forense Margarita Rojo cree que simplemente los ladrones no vieron el botín que estaba frente a sus ojos. "Es difícil saberlo, pero una posibilidad es que los ladrones, en su esfuerzo por no dejar pistas, hayan evitado revisar el interior del vehículo y con ello marcar sus huellas dactilares, sobre todo porque es muy probable que esa camioneta haya sido utilizada para cometer algún delito", comentó la criminóloga, quien recordó que "muchos casos se han resuelto por la identificación de una sola huella"..