Pablo González, internacionalmente conocido como Mota González, es un ex futbolista chileno que decidió probar suerte alrededor del mundo después de su retiro. Se afincó en Barcelona, hizo el curso de técnico, trabajó en series menores de clubes catalanes y durante ese proceso conoció al amor de su vida a través de la aplicación para citas, Tinder.
"Y aquí estoy, de vacaciones con mi ahora señora después de tres años sin venir a Chile", cuenta el ex delantero de Universidad Católica y Cobreloa, entre otros equipos, sobre el viaje que emprendió al país con Monika Jakubik, su esposa polaca y con quien llegó al país para presentarle a su familia y mostrarle lugares típicos, en un tour que los tiene a ambos extremadamente motivados.
"Me ha gustado mucho Chile. Valparaíso es muy colorido y Santiago tiene bellos lugares. Me gustan las barbacoas con la familia de Pablo, la comida está muy buena, el pebre me fascina y también el terremoto, aunque el pisco sour es mi favorito", cuenta con una risa picarona la polaca, quien aprendió español durante su estancia en Barcelona. La pareja, que en junio cumplirá dos años de matrimonio, dejó Europa y ahora se instaló en Estados Unidos, en la ciudad de Filadelfia. Allá ella trabaja en administración de empresas y González continúa con su labor como entrenador de fútbol para niños y jóvenes.
"Para mí era muy importante que conociera a mi familia porque no habíamos podido venir por la pandemia, y ha sido una gran experiencia. Monika es muy simpática y todos están encantados con ella y les ha servido para conocer algo de la cultura polaca. Por mi lado ya la llevé a Pomaire, Valparaíso y a La Piojera, donde tomó terremoto y le encantó. Recién llevamos una semana y está chocha en Chile. Son nuestras vacaciones y estamos disfrutando mucho", cuenta Mota.