Gracias a un papá, a sus dos hijos y a la tecnología, científicos de la Universidad Austral de Chile (UACH) pudieron acreditar la existencia de una rana en la Isla Grande de Chiloé cuando se creía que estaba sólo confinada a la Región de Los Ríos.
Matías Gargiulo, con sus hijos Martín y Bastián, solía perderse en bosques chilotes en busca de anfibios. Dieron con uno que les pareció raro, Io clasificaron y lo subieron a la plataforma de ciencia ciudadana iNaturalist.
El herpetólogo Felipe Rabanal, del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la UACH, se dio cuenta de que el ejemplar aludido no correspondía a su clasificación. Se contactó con el papá y sus dos hijos, fue al lugar, tomó muestras y colectó ejemplares. Supo que eran individuos de Alsodes valdiviensis , ranas en peligro de extinción que sólo habían sido clasificadas para algunos lugares de la Región de Los Ríos.
El hallazgo acaba de ser publicado en la "Revista Latinoamericana de Herpetología".
"Es una rana de la cual no se tenían registros para Chiloé", explica Felipe Rabanal. "Se tenía registro para la Región de Los Ríos, es decir, aumentó su rango de distribución cientos de kilómetros hacia el sur", explica.
Según el académico de la Facultad de Ciencias de la UACH, es una especie "conocida en muy pocas localidades, por Io que cobra una vital importancia su registro".
Esta rana, que en su madurez mide unos 57 mm y habita bajo troncos y piedras de bosques nativos, se conoce como rana de pecho espinoso. "A los machos, en época reproductiva, les aparecen unos parches con espinas de queratina (como el material de las uñas humanas) en el pecho y en los dedos que, creemos, les sirven para aferrarse más firmemente a las hembras en el abrazo nupcial", explica.
Rabanal asegura que esas estructuras son importantes en la reproducción porque las ranas, como casi todos los anfibios, son de textura húmeda y resbalosa.