La tarde del miércoles 27 de julio, dos personas llegaron al condominio Reino de Italia, en La Serena, a alojarse en un departamento que arrendaron a través de una aplicación. Según declararían a la fiscalía, estaban de paso por un asunto de negocios.
Apenas llegaron, reconocerían, buscaron la forma de adquirir droga sintética tusi. Finalmente lo hicieron utilizando una aplicación de transporte de pasajeros y encomiendas.
Cerca de las 20 horas, llegó el vehículo con el encargo. El conductor era un ciudadano venezolano de 33 años que ingresó al país por un paso no habilitado. Una vez producida la transacción, el chofer se retiró.
Sin embargo, a las 20:57 horas, según consta en las cámaras de seguridad del condominio, el conductor de la aplicación regresó porque, según su versión, las personas que solicitaron sus servicios le pagaron con tres billetes falsificados de 20 mil pesos.
Siempre según su versión, cuando ingresó al condominio y encaró a las personas que supuestamente lo habían estafado, fue encañonado con una pistola y amenazado de muerte. El chofer se retiró por segunda vez del lugar, pero regresaría a las 21 :37 horas, esta vez acompañado.
En su declaración ante la fiscalía, el chofer dice que envió un mensaje al grupo de whatsapp que comparte con otros conductores de la aplicación donde trabaja pidiendo ayuda. Sus colegas llegaron en dos vehículos, pero el personaje central en esta historia es otro ciudadano venezolano con situación migratoria irregular llamado Manuel Barrera.
En la audiencia de formalización del chofer supuestamente estafado y que tuvo lugar este jueves en el Tribunal de Garantía de La Serena, el fiscal Carlos Vidal relató que Barrera llevaba en su poder una pistola automática y que esperó, junto al chofer que pidió ayuda, la aparición de los objetivos.
Por una mala suerte inexplicable y nefasta, justo en ese instante salió del condominio un padre con su hijo de 16 años. Iban a vender el joystick de una consola de juego.
-¿Ellos son? -le habría preguntado Manuel Barrera al chofer.
-Parece -fue la respuesta, según el relato del fiscal.
En ese instante, Barrera y el resto de los conductores de la aplicación salieron de sus vehículos para interceptar a la pareja.
El padre del menor, al percibir el peligro, tomó de la mano a su hijo para salir arrancando, pero su hijo se quedó petrificado. Barrera salió persiguiendo al papá, pero al ver que se le escapaba, regresó y se encontró al muchacho.
En la audiencia de formalización, el fiscal Carlos Vidal mostró un video que muestra el momento exacto de la secuencia. En él se ve a Barrera regresando y encontrándose con el muchacho, aunque la cámara no alcanza a captarlo porque se encuentra detrás de una reja. Entre medio de los dos aparece el chofer.
En determinado momento, asegura el fiscal, el chofer señala al muchacho con el dedo, para luego mirar a Barrera. Según el persecutor, con ese gesto Io identificó, aunque equivocadamente, como la persona que lo había estafado. Barrera se acercó al adolescente y le percutó un tiro en la cabeza. El video tiene audio así que se escucha nítidamente el grito desgarrador del padre pidiendo ayuda.
Intentando encontrarle una explicación a esta pesadilla, el padre del joven creyó que el ataque se produjo como represalia por sus protestas ante conserjería por la prostitución y el tráfico de drogas que arrecian en el condominio. Resulta que fue una confusión.
"Mi hijo en estos momentos está luchando por su vida en el hospital", dice el padre. "En un momento sufrió un paro cardiorrespiratorio y tuvieron que reanimarlo. Por suerte ahora respira por sus propios medios y lo desconectaron del ventilador mecánico. En cuanto al caso mismo, no pienso nada. Ya no quiero saber nada de esto".
Lo rocambolesco del caso es que Manuel Barrera alcanzó a huir de Chile tal como ingresó, por un paso no habilitado, pero solo para encontrarse con la muerte en Lima, Perú. Murió en su ley, en un enfrentamiento armado entre bandas rivales.
El chofer que se sintió estafado fue detenido en Arica cuando intentaba cruzar también la frontera.
Su defensa intentó desvirtuar las pruebas de la fiscalía diciendo que su cliente no sabía que Barrera portaba un arma y que su intención era simplemente que le devolvieran los 60 mil pesos, no matar a nadie. El juez desestimó todos los argumentos.
El chofer fue formalizado por homicidio calificado y quedó en prisión preventiva mientras dure la investigación.