"Cuando me preguntan qué es lo más impresionante que he encontrado en mis viajes, mi respuesta es rotunda... la estupidez del ser humano y lo que vimos hoy en el desierto florido lo confirma", dice el mensaje con que Christian Muñoz Donoso acompañó un video en su Instagram, hace cuatro días. El cineasta y dueño de Equilibrio Films, una productora ganadora de cuatro premios Emmy por la serie de documentales de vida salvaje Wild View, publicó un registro captado por un dron en el que aparece una camioneta roja cruzando un campo de añañucas amarillas en su máximo esplendor durante este Desierto Florido, entre Barranquilla y Bahía Salada, en la comuna de Caldera.
El conductor era Sergio Ghiglino, pequeño empresario minero y vicepresidente de la Asociación Minera de Copiapó. "Pasé al otro lado, donde hay otro camino, porque yo iba a ver unas minas mías que tengo en el sector ahí. Ese es el tema. No andaba de vacaciones", cuenta. Su acompañante era su señora, dice, e incluso se detuvo para sacarse una foto en un lugar donde había unos azulillos, otra flor que brota cada Desierto Florido. "Justo había una mancha de azulillos y le dije a mi señora voy a parar a sacar una foto. Nada más. Ahí seguí camino a las pertenencias mineras mías", recuerda.
-¿Para sus pertenencias no hay ningún camino?
-No. Están metidas entre medio del desierto para allá, oiga. Ése es el tema.
-O sea usted dice que no le quedó otra.
-Claro, porque en definitiva tuve que atravesar para el otro lado. Yo no soy ladrón. Soy empresario que les da trabajo a 50 personas.
-Las autoridades siempre dicen que no hay que hacer lo que usted hizo.
-Admito mi error.
Cree que a la gente se la ha pasado la mano con lo que le han dicho en las redes sociales. "No pueden basurear con uno, oiga", explica.
En este viaje además llevaba verduras para los animales que estaban en una majada, un lugar donde descansa el ganado por las noches.
-¿De vuelta cómo lo hizo?
-Me vine por el camino costero. Salí hacia la costa por el camino más pequeño que hay y salí derecho hacia abajo.
-¿Y de ida no podía tomar ese camino?
-No, porque estaba en el sector de la otra mina mía. Tengo otras pertenencias mineras, trabajo varias minas.
-Pero reconoce que se sacó fotos con unos azulillos.
-Por supuesto, jefe. ¿A quién se lo voy a negar, si es la santa verdad? De lejos paramos la camioneta, nos fuimos caminando. Ni siquiera acerqué la camioneta para allá.
-Pero las añañucas sí que...
-Las añañucas son de papa, esas cuestiones vuelven al otro año. Mi abuelito Vittorio tenía 200 animales vacunos y como 300 cabras. Todos los años hacían las veranadas. Por eso me conozco la zona costera del Desierto de Atacama como la palma de mi mano.
-¿Vio el dron?
-Claro que lo vi.
-¿Y qué pensó?
-Que me están grabando para mandarme al diario. Es Io primero que le dije a mi señora.
-¿Qué le parece que lo hayan denunciado a la PD'? El gobernador y el delegado presidencial lo denunciaron ante la Brigada de Delitos del Medio Ambiente.
-Tendré que ir a declarar y decir lo que dije. No ando con nada escondido.
Brunilda González, alcaldesa de Caldera, dice que Ghiglino no tiene justificación. "Siempre hay senderos para llegar a los lugares que uno quiere", explica.
Cuenta que la zona por donde pasó la camioneta se le conoce como "mar de añañucas amarillas", aunque también es la tierra de otra especie bastante más rara. "Es una añañuca más delgada, alta, que comúnmente se le conoce como ñuño. Hacía harto tiempo que no se daba", cuenta.
El delegado presidencial regional de Atacama, Gerardo Tapia, dijo que "vamos a estar en contra de todo acto que pueda venir a vulnerar la naturaleza".
-No. Están metidas entre medio del desierto para allá, oiga. Ése es el tema.
-O sea usted dice que no le quedó otra.
-Claro, porque en definitiva tuve que atravesar para el otro lado. Yo no soy ladrón. Soy empresario que les da trabajo a 50 personas.
-Las autoridades siempre dicen que no hay que hacer lo que usted hizo.
-Admito mi error.
Cree que a la gente se la ha pasado la mano con lo que le han dicho en las redes sociales. "No pueden basurear con uno, oiga", explica.
En este viaje además llevaba verduras para los animales que estaban en una majada, un lugar donde descansa el ganado por las noches.
-¿De vuelta cómo lo hizo?
-Me vine por el camino costero. Salí hacia la costa por el camino más pequeño que hay y salí derecho hacia abajo.
-¿Y de ida no podía tomar ese camino?
-No, porque estaba en el sector de la otra mina mía. Tengo otras pertenencias mineras, trabajo varias minas.
-Pero reconoce que se sacó fotos con unos azulillos.
-Por supuesto, jefe. ¿A quién se lo voy a negar, si es la santa verdad? De lejos paramos la camioneta, nos fuimos caminando. Ni siquiera acerqué la camioneta para allá.
-Pero las añañucas sí que...
-Las añañucas son de papa, esas cuestiones vuelven al otro año. Mi abuelito Vittorio tenía 200 animales vacunos y como 300 cabras. Todos los años hacían las veranadas. Por eso me conozco la zona costera del Desierto de Atacama como la palma de mi mano.
-¿Vio el dron?
-Claro que lo vi.
-¿Y qué pensó?
-Que me están grabando para mandarme al diario. Es Io primero que le dije a mi señora.
-¿Qué le parece que lo hayan denunciado a la PD'? El gobernador y el delegado presidencial lo denunciaron ante la Brigada de Delitos del Medio Ambiente.
-Tendré que ir a declarar y decir lo que dije. No ando con nada escondido.
Brunilda González, alcaldesa de Caldera, dice que Ghiglino no tiene justificación. "Siempre hay senderos para llegar a los lugares que uno quiere", explica.
Cuenta que la zona por donde pasó la camioneta se le conoce como "mar de añañucas amarillas", aunque también es la tierra de otra especie bastante más rara. "Es una añañuca más delgada, alta, que comúnmente se le conoce como ñuño. Hacía harto tiempo que no se daba", cuenta.
El delegado presidencial regional de Atacama, Gerardo Tapia, dijo que "vamos a estar en contra de todo acto que pueda venir a vulnerar la naturaleza".