Los ensayos fueron durante cinco meses, de lunes a jueves, dos horas al día. Con lluvia, calor o tormenta, la cabo primero Margot Saavedra, de 27 años, entrenó religiosamente para ser la tambor mayor del escalón Carabineros en la parada militar de este año.
Pero ese tiempo de práctica para ella no era suficiente, así que además ensayaba sus movimientos con el bastón de mando (guaripola) frente a un espejo por horas. Lo hacía con cada espejo que se topaba: el de su pieza, el del gimnasio, el del baño, etc.
Dice que la responsabilidad del cargo ameritaba todo ese esfuerzo. La labor del tambor mayor es crucial, ya que es quien inicia el desfile, dirige a la banda de guerra, y con su bastón de mando o guaripola da las órdenes de los movimientos deben seguir sus compañeros durante la marcha.
"No ha sido fácil, pero todo es práctica. Hay mucho trabajo detrás. En el entrenamiento físico, por ejemplo, el énfasis debían ser las piernas, para hacer el paso regular (levantamiento de pierna a 90 grados) y mantenerlo durante los 15 minutos que dura el desfile. Para eso, hacía harta estocada y sentadilla, además de 40 minutos diarios de trote para la resistencia", describe.
Cuenta que al principio, no fue fácil aprender a manipular el bastón de mando. La guaripola se le caía, se le enredaba en la ropa o se golpeaba con ella en la cabeza. "Pero a esta altura ya es como una extensión de mi brazo", dice.
Su bastón de mando fue hecho a medida, personalizado. Tiene un 1 metro y 10 centímetros de largo, está confeccionado de aluminio y pesa 1,4 kilos.
"El bastón de mando es todo. Es un símbolo que representa que yo voy a cargo; con él hago señales y movimientos muy marcados para que el resto me siga y sepan lo que vamos hacer a continuación", describe.
-¿Qué tipos de movimientos hace con él?
-Por ejemplo, el levantar el bastón es una señal de atención para el resto. Se les avisa que en ese momento vamos hacer algún cambio; de secuencia, de dirección o vamos a parar o a rendir honores, etc. Y cuando yo lo muevo, significa que ellos deben ejecutar la acción.
-¿Se hacen malabares con la guaripola?
- Hay un movimiento que se llama molinete, que es para demostrar la habilidad con el bastón. Este se toma al revés, se tira hacia adelante, se toma de nuevo y se deja caer y luego se deja en la posición original. Es difícil. Hay que tener cuidado de no pasar a llevarse la gorra en el desfile o de pegarse en la cabeza.
-¿Tiene alguna técnica para evitar que se caiga?
- Los guantes de cuero ayudan a que el bastón se adhiera mejor a las manos. Para mi es más cómodo así, porque en el caso del guante de seda o de hilo el bastón se resbala con facilidad, porque son textiles más suaves. Por eso, el cuero ayuda bastante.
-¿Cuánto tiempo se tarda con el uniforme?
-Solo en lustrar y pulir las botas de comando me demoro media hora. Deben quedar brillantes. Después plancho el pantalón, la blusa, todo el uniforme. Luego, viene el peinado: me demoro siete minutos en hacerme el tomate y fijarlo con gel y laca. Finalmente me aplico un maquillaje sobrio con sombras verde oscuro o colores tierra y labial rojo.
-¿Hace cuánto pertenece a Carabineros?
-Llevo nueve años en la institución. Soy oriunda de Yungay, Región de Ñuble. Mi familia es de campo; mi padre es agricultor y mi madre dueña de casa. Yo soy la séptima de ocho hermanos. Quise ser carabinera porque uno de mis hermanos lo era y siempre me contaba historias. Y yo lo miraba y se veía tan lindo con el uniforme. Yo dije: quiero ser como él. Lo decidí cuando estaba en segundo medio.
-¿Qué trabajos ha realizado en la institución?
-Primero trabajé en la comisaría de Conchalí, luego fui guardia de palacio y tuve el honor de ser la primera mujer centinela (año 2019). Posterior a eso, fui escolta presidencial por dos años y después postulé a la Escuela de Suboficiales. Ahora estoy cursando mi segundo semestre (son cuatro, dos años). Para mí es importante perfeccionarme aquí, porque después puedo avanzar hasta llegar al último grado de mi escalafón, que es suboficial mayor.