Poco antes de iniciar su despacho con las novedades de las elecciones en Brasil para el noticiero central del domingo de Mega, la periodista Andrea Arístegui salió del hotel en que estaba situado al comando de Lula. En la puerta del edificio, en una avenida céntrica de Sao Paulo, sacó su celular y comenzó a transmitir un Instagram Live, cuando sintió que le arrebataban el aparato. "Fue muy rápido, no pude ver quién fue. Pese a que estaba el centro de operaciones de un candidato a la presidencia no había policías", cuenta la afectada desde Brasil.
Otros reporteros se le acercaron y le contaron que era la cuarta víctima que en ese sitio había sufrido el robo con el mismo método: un lanzazo de un ciclista veloz. Poco después, Arístegui salió al aire en el canal argentino TN contando el incidente. "Ellos justo estaban hablando de la inseguridad en el país", añade.
El lanzazo del domingo era el tercer intento que Andrea y su camarógrafo, Camilo Soto, sufrían en un día. "El sábado por la mañana le metieron la mano en el bolsillo a Camilo para tratar de sacarle el teléfono. Esa noche un tipo pasó en bicicleta y me pegó un manotazo en la cara pensando que quizás llevaba algo. Y en el tercer intento me robaron. Yo creo que era gente que se especializó en el robo con bicicletas y estaban de pesca".
-Igualmente pudo despachar para Mega, Andrea.
-Sí, a la misma hora que estaba planificado: abriendo las noticias. Fue una mala anécdota, pero no pasó nada ni hubo violencia. Los teléfonos son como el centro de operaciones: allí tenía los contactos de los comandos, lo ocupaba para tener retorno de audio (al transmitir a Chile) y había bajado la aplicación del servicio electoral de Brasil que actualizaba los datos del conteo de votos. Tuve que salir al aire con otro teléfono adicional que llevábamos, pero eso significó que mi camarógrafo no podía comunicarse con Santiago para despachar. Igual he transmitido en condiciones más adversas.
Arístegui contó que mientras estaba pensando cómo ir al aire por Mega, pidió a su marido y a su hermano que bloquearan cualquier información que sirviera para una estafa, como cuentas bancarias, sitios de compras, aplicaciones de transportes, etcétera. "Sólo sabemos que el teléfono fue apagado poco después y no he recibido notificaciones (de posibles fraudes)", complementa.
-Su transmisión por Instagram quedó inconclusa.
-Sí, mucha gente que estaba viéndola se dio cuenta de que me arrebataron el teléfono y no quedó guardado porque el ladrón se preocupó de interrumpirla. Desde Santiago me han llamado y me han escrito con preocupación, pero yo estoy bien, sólo es parte de lo que a uno puede pasarle.