Pasadas las 10.30 de la mañana de este miércoles, un bus del recorrido 223 entre Lo Espejo y la Alameda pasaba frente al liceo Barros Borgoño cuando un grupo lo atacó con bombas incendiarias. "Era una guerra en ese momento", declaró el conductor a los medios de prensa.
El hombre, quien se vio de sorpresa enfrentado a unos 50 manifestantes que pretendían quemar la máquina, sólo atinó a abrir las puertas traseras para que alcanzaran a escapar los 25 pasajeros que transportaba.
Los incidentes, que ya se han hecho rutinarios en el Barros Borgoño y en las inmediaciones de otros establecimientos reconocidos de Santiago, comenzaron muy temprano en las cercanías de San Diego 1547, bajo la atenta mirada del personal policial que se había trasladado al lugar.
El fuego alcanzó a tomar algunos asientos del bus, aunque finalmente no logró su meta, que era destruir completamente la máquina.
Sin embargo, gracias a la acción del carro lanza agua se evitó el desastre total e, incluso, el bus pudo funcionar y moverse, aunque conservaba el fuerte olor a humo.
El conductor fue grabado mientras hablaba por celular y describía los hechos: "Salieron del colegio con bombas molotov, una turba de unos 50 encapuchados y me pararon al medio de (la calle) San Diego, frente al liceo, me amenazaron y me empezaron a tirar bombas al bus, quebraron el parabrisas, una seguidilla de bombas y yo con todos los pasajeros arriba".
"Las bombas entraron al bus, (dejando) las butacas quemadas, el piso quemado", prosiguió, aunque ni él ni los pasajeros resultaron con herida alguna.
Reconoció que fueron momentos de gran tensión para él, que le afectaron por completo su sistema nervioso, aunque con el paso de las horas se encontraba mucho más calmado. "Con estas situaciones, uno no queda bien", reconoció.
Pero lo más dramático de su testimonio es que considera, en su análisis, que "fue un atentado terrorista de proporciones".
"Tuve que salir arrancando, Carabineros me hizo salir de ahí", reconoció, mientras alejaba su bus del lugar y pedía auxilio para que una grúa la fuera a retirar lo más lejos del epicentro de los disturbios.
El mayor Marco Bahamondes Álvarez, comisario de la Cuarta Comisaría de Carabineros, confirmó que se le pidió al conductor que se retirara del lugar y abandonara la máquina.
"Estaba en riesgo la integridad física de esta persona, por lo que el personal de Control del Orden Público, que estaba a una cuadra de distancia, se aproximó y ubicó el carro lanza agua delante del bus", narró el oficial.
Según Bahamondes, "los alumnos querían quemar el bus, esa era la intención de ellos, y el carro comienza a lanzar el agua, logra extinguir el fuego y resguardar el vehículo". Informó que los incidentes se prolongaron hasta pasado el mediodía. La performance no sólo incluyó las bombas incendiarias, sino también fuegos artificiales.
El comisario aclaró que si bien en el control de las manifestaciones estudiantiles usan sólo agua para dispersar a esas personas, en esa ocasión Carabineros debió utilizar bombas lacrimógenas y bombas de humo. "La violencia era de tal nivel, que hubo que usar de forma gradual elementos disuasivos para poder dispersar a estas personas", explicó el mayor Bahamondes.
La empresa concesionaria del recorrido 223, Voy Santiago, no se había referido al incidente ni a los daños de su bus. No hubo detenidos.