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Estudio dice que masticar el alimento que comemos hace gastar energía y nos deja un pelín esbeltos
"Mi padre siempre masticó sus comidas lentamente. Le hacíamos bromas, desde que éramos niños, porque nosotros devorábamos todo como si nos estuvieran persiguiendo. Mi papá, en cambio, se llevaba cada uno de sus bocados con calma y masticaba varios minutos. Era el último que terminaba, a casi media hora de nosotros, sus hijos. Y siempre se mantuvo delgado y llegó a vivir muchos años masticando sus comidas con una tranquilidad que nos desesperaba", recuerda el ingeniero Sebastián Hidalgo, de 48 años.

Masticar implica un gasto energético para el organismo, pero es mucho mejor a lo que gastaban nuestros antepasados, demostró un estudio publicado en la revista "Science Avances", que realizó un equipo de científicos de Reino Unido, Alemania, Países Bajos y en que también fue parte Kornelius Kupczik, de la Universidad de Chile.

El estudio

Se evaluó a 21 personas con edades entre 18 y 45 años; 15 mujeres y 6 hombres. Ninguno tenía problemas médicos ni dentales. Se utilizaron dos técnicas: la espirometría, que sirve para medir el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, y la electromiografía; para analizar el músculo masetero (que sirve para masticar). Se dejó a los participantes en estado de reposo, recostados en una cama por 45 minutos. Se les pidió masticar un chicle sin sabor; uno de textura rígida y otro de textura blanda por 15 minutos cada uno. Luego descansar 5 minutos y volver a masticar chicle el chicle que faltaba. Por primera vez se detectó que la energía utilizada para esa acción era algo medible a tasa metabólica en un 10-15% por encima de la tasa metabólica basal. Mucho menos de la energía que ocupaban los homínidos, los ancestros de la civilización. Pero energía al fin y al cabo.

Energía masticadora

"La investigación analizó la energía que se utiliza al masticar para evaluar su importancia en la digestión humana, ya que al triturar los alimentos con los dientes permite la absorción de nutrientes en el intestino. Creemos que la necesidad de extraer la máxima energía de las fuentes de alimentos sin desperdiciarla en los costos de procesamiento, podría ser una de las fuerzas impulsoras de la evolución de la masticación de los mamíferos, incluyendo nuestra propia especie Homo sapiens", dijo Adam van Casteren, académico de la Universidad de Manchester, uno de los autores principales de la publicación.

Seis horas masticando

Otro de los miembros del equipo de la investigación científica, Kornelius Kupczik, académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, explica el proceso. "Vemos cambios anatómicos. Nuestra anatomía masticatoria, los dientes, los huesos se han achicado en comparación con nuestros antepasados y los grandes simios. Y añade: "Evaluamos a personas adultas para que masticaran chicle sin sabor ni ningún valor calórico. Observamos que si nosotros masticamos hay un aumento energético que se puede observar. Se piensa que no gastamos ninguna energía en eso, pero si", dice el investigador. "Los humanos utilizamos unos IO 0 15 minutos máximo en el proceso de masticación. Si lo comparamos con los chimpancés, los gorilas o los orangutanes o simios, que son nuestros parientes más cercanos, pueden estar hasta seis horas masticando", menciona.

La cocina

El científico dice que la principal diferencia en cuanto a la energía que se usa para masticar, a diferencia de nuestros ancestros, está en la preparación de los alimentos. "Ahorramos esa energía (de masticar) y eso la utilizamos, en tal vez, en cocinar. Porque el alimento tiene un proceso de cocción a diferencia de nuestros antepasados; por lo tanto, los alimentos están procesados y cuesta menos digerirlos", afirma Kupczik. Lo novedoso del experimento es que independiente del chicle, si era el duro o el blando, "igualmente existía un gasto energético", agrega. "Una carne o una nuez es el equivalente a un chicle duro. Los antepasados no tenían cocina ni calentaban la comida. A diferencia nuestra que una zanahoria o cualquier otro vegetal es muy distinto crudo que cocido. Ahí gastaríamos mucha más energía", compara el investigador.

Masticar rápido o masticar lento

Eliana Reyes, nutrióloga y directora de la escuela de nutrición de la Universidad de los Andes, asegura que no es lo mismo masticar lento o rápido para el bienestar del organismo. "Si uno mastica más rápido no le estás haciendo bien, el alimento no se alcanza a triturar bien y eso, por un lado, cae más pesado, no llega al intestino de la manera ideal y genera molestias gastrointestinales", advierte. "Masticar rápido no es masticar bien, porque no se hacen todos los movimientos, ya que implica mover mucha musculatura. Lo ideal es mascar lento. Otro de los factores que influyen en la salud al momento de masticar, consigna la nutrióloga, "es en la parte metabólica, si una persona mastica rápido, no toma tanta conciencia de los que está comiendo y generalmente comen más y eso favorece la obesidad"

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