El sicólogo Claudio Orellana, académico y consultor en gestión de equipos de alto desempeño y director general de Egresados y Empleabilidad de la Universidad San Sebastián, cuenta que desde hace muchos años, producto del avance científico y tecnológico, se viene hablando que "la constante es el cambio". Bueno, eso ya cambió. O, como dice Orellana, "el cambio cambió".
"Ya no es un cambio lineal, estructurado, predecible, en algunos casos, sino exponencial, cualitativo y radical". Así las cosas, agrega, cabe preguntarse "qué habilidades deberán ser necesarias para enfrentar ese mundo con problemas y trabajos que aún no existen y con tecnologías que aún no se inventan".
Este miércoles en Espacio Riesco y en directo por streaming a través de EmolTV, comienzan las charlas de El Mercurio "Protagonistas 2030", y el profesor Orellana hablará de algo que, precisamente, va directo al meollo del encuentro: "Profesionales 2030: las nuevas habilidades para el mundo del trabajo".
A su juicio, entre las habilidades que serán necesarias en el mundo laboral de aquí a los próximos 1 5 años, están:
Capacidad de autoformación. "En la actualidad, como nunca antes, existe un montón de posibilidades de aprender de todo y gratis, desde cocinar hasta construir un minirrobot", dice. "Antes, estudiar en la universidad te garantizaba un desarrollo profesional, social, laboral estable. Hoy no. Los títulos van a ser una denominación que denota un cierto conocimiento en particular. Pero sobre ese conocimiento, cada estudiante va a tener que crear su propio currículo de aprendizaje. Eso va a ser central".
Titulitis. "Por lo mismo", agrega Orellana, "cada vez será menos importante en las entrevistas de selección de personal, la pregunta qué estudiaste, qué título tienes. A eso yo lo llamo titulitis: se pide título para todo. Y está bien, pero esa pregunta está siendo reemplazada por la que yo creo que es la correcta: qué es lo que sabes. Si te quedas con el puro título profesional que sacaste, estás perdido".
Certificaciones. "Asimismo, y esto es algo que va a ocurrir muy pronto, en, no sé, tres o cuatro años cuando mucho, va a llegar el momento en que una persona se va a dirigir a una institución educativa y va a decir Yo sé esto Demuéstrelo entonces, le van a responder. Y a esa persona le van a hacer pruebas de diversa índole y si demuestra que sabe lo que dice, esa institución educacional va a certificar su conocimiento. Es decir, las instituciones de educación superior no solo van a enseñar, van a certificar. Por esta posibilidad infinita de autoformarse".
Trabajo colaborativo. "Los cambios y los problemas que enfrentan las organizaciones son cada vez más complejos", prosigue Orellana, "y si hay algo que está completamente demostrado, es que es imposible solucionarlos si no es a través de un trabajo colaborativo. Esto es difícil porque el escenario nos empuja a ser cada vez más individualistas. Pero los tiempos han cambiado. El llanero solitario, el Batman que soluciona todo con su brillantez y destreza, ya no existe y las empresas están buscando generar una cultura colaborativa en base a la confianza entre personas que no se conozcan entre sí. Acá muchas veces se confunde confianza con amistad. Eso no es así. La confianza se basa en la capacidad de prever el comportamiento del otro. Esta capacidad de trabajar colaborativamente será fundamental".
Pensamiento reflexivo. "Así como el título por sí solo ya no va a bastar, la tecnología por sí sola tampoco", dice Orellana. "En otro tiempo, entre un grupo de estudiantes, el que tenía computador en la casa tenía una ventaja sobre el resto. Ahora todos tienen algún dispositivo y el internet será cada vez más masivo. Por lo tanto, la diferencia la hará el pensamiento reflexivo, es decir, la capacidad para tomar toda esta información disponible, combinarla, procesarla, analizarla y de eso sacar algo nuevo. Por ejemplo, antes, cuando un niño tenía buena memoria, los grandes le decían oye, podrías ser abogado . Pero ahora los abogados tienen todo en línea, con todos los fallos, porque hay una data impresionante que es cada vez mayor. El punto ahora es cómo administrar eso de mejor forma".
Resiliencia. Cómo seguir adelante a pesar de las dificultades, cómo levantarse después de una caída, cómo hacer del fracaso un aprendizaje, es algo que también se debe aprender, dice Orellana. "Hay que darles espacio a los estudiantes para la frustración. Sin frustración, sin dolor, no se aprende a ser resiliente. Y en un mundo en constante cambio, donde los trabajos duran cada vez menos, hay que ser resiliente. Cómo enseñarlo. Por ejemplo, me tocan alumnos con trabajos grupales donde uno redacta y el otro expone. Le pregunto al que redacta por qué no expone. Porque me pongo nervioso . Con nervio y todo, exponga igual. Exponga desde el nerviosismo. Porque ese es el momento para enfrentar los miedos".