Marcelo Corrales cuenta que una lesión en la rodilla lo tuvo alejado de las canchas. Anotó 188 goles en primera división, pero hace rato colgó los botines. Esa rebelde lesión ni siquiera lo dejaba jugar los partidos de algún equipo de célebres viejos cracks.
"Hace un año me pude operar de la rodilla. No lo había podido hacer por temas de plata, pero ahora estoy recuperado e incluso he jugado tres partidos con las ex figuras de Palestino. De a poco he ido volviendo al fútbol. Mi intención es volver a entrenar chicos de las divisiones inferiores", sostiene el Chelo a sus 51 años y cuya última experiencia en el profesionalismo la tuvo en Coquimbo Unido. Aunque en 2012 estuvo en San Antonio Unido. "Jugaba con puros jóvenes, pero fue una linda experiencia", agrega.
Corrales se radicó en Coquimbo. "Me enamoré de esta ciudad. Después de jugar en 2010 me quedé acá. Tengo un complejo deportivo, pero por ahora está cerrado. Antes del estallido estuve trabajando en Coquimbo, del cual soy su goleador histórico, pero por el tema de la pandemia quedé sin la opción de entrenar y tuve que buscar un trabajo fuera del fútbol", dice el Abuelo del Gol, como también le decían, y que inició su carrera futbolística en Palestino, aunque todo comenzó en su barrio de Pedro Aguirre Cerda.
Padre de cinco hombres (Joan, Nicolás, Yerko, Marcelo y Aaron), el ex delantero, que también jugó una Copa América (2001) y fue uno de los primeros futbolistas en ir a Emiratos Árabes, dice que corta las huinchas por conocer a sus nietos, que están en Suecia. "A mi hijo Joan lo mandé a jugar fútbol y se dedicó a otra cosa. Se casó y ahora vive allá. Así que espero poder conocer a mis nietos en persona. Amanda, de 3 años, me tiene loco. Siempre quise tener una niña en la familia y ahora espero conocerla. Con Amadeus, el más pequeño, nos vemos por videollamada. El resto de de mis hijos están todos solteros", dice Corrales, el que, además de jugar en Palestino y Coquimbo, defendió las camisetas de Universidad Católica, Temuco, Osorno, Wanderers, San Felipe, Universidad de Chile, Puerto Montt.
"Ahora me llamaron Roberto Carrasco y Hugo Bravo para jugar con los viejos y he hecho varios goles, así que ahí uno puede compartir con varios ex compañeros. Ganamos en La Calera, después nos ganó Cobresal y en el último le ganamos a Universidad Católica con tres goles míos. Así que imagínate".
-De veras que estuvo en la UC, pero jugó poquito.
-Claro, Ignacio Prieto me había pedido y después Manuel Pellegrini visó mi llegada, pero tenía al Beto Acosta, Chamuca Barrera, Luka Tudor y, además, a Sebastián Rozental. Incluso al mismo Mumo Tupper lo hacían jugar de delantero. Pero fue una linda experiencia. Yo estoy agradecido de todos los equipos en que jugué, pero evidentemente me quedo con Coquimbo y Palestino.
-Me dijo que su complejo está en pausa y que no siguió en las divisiones menores de Coquimbo.
-Estuve a cargo del equipo femenino, pero por la pandemia no seguí. Quiero volver a trabajar en el fútbol, poder enseñarles desde mi experiencia. El fútbol es lo mío, pero estamos esperando que el próximo año salga alguna opción. Esto de estar jugando con los viejos cracks me acerca más al fútbol.
-¿Y qué ha hecho todo este tiempo?
-Estoy trabajando en la minería. Comencé en enero y quedan dos meses de la obra. El próximo año espero volver a hacer lo que más me gusta, que es trabajar en el fútbol.
-¿Y qué específicamente hace en la minería?
-Manejo un minibús en la minera El Pelambre, que está ubicado en el Tranque El Mauro. Ellos hacen caminos y yo soy el encargado de manejar el minibús. Hay que hacer de todo en la vida. El trabajo no es deshonra y es una experiencia nueva. Ahora este contrato termina a fin de año y después veremos.
-¿Qué pasó con su escuela de fútbol?
-Después me alejé y estuve en la femenina de Coquimbo, se vino la pandemia y lamentablemente no pude dirigir. También quiero resolver el tema de mi complejo deportivo. Pero acá estamos, bien. Como te comentaba, esto de volver a jugar con los viejos me tiene contento.
-¿Y en lo personal?
-Bien, estoy en pareja. Llevo un año con mi actual compañera. Estoy contento con Karen. Llevamos un año y todo bien.
-¿Cómo se conocieron?
-Acá en la zona. En un bar, así que todo bien.
-No me diga que en el bar de José Sulantay, en el barrio Inglés.
-No, pues. Si el profe ya no tiene bar. En otro lugar nos conocimos, pero todo bien. De hecho, trabajamos juntos también. Ella tiene una tienda de ropa (karentodomoda en Instagram), que comercializa por internet, por las redes sociales. Hemos estado bien, tranquilos, muy contentos. Uno quiere ser feliz y estoy contento.
-¿Y qué tal con la tienda?
-Bien, en realidad ella tiene su tienda y yo le ayudo a subir cosas por las redes sociales. Y como uno tiene contactos, ayudamos. Pero va todo bien.
-Usted era muy regalón de Orlando Aravena. ¿Sabe algo del ex entrenador?
-El profe era cabalero y recuerdo que me hacía entrenar con el primer equipo y en la Selección. Cada vez que entrenaba, ganaba, así que me tenía de regalón. Lo último que supe es que está acá en La Serena, pero no he tenido contacto.
-¿Y Marco Opazo?
-Tampoco hemos sabido nada de Marco. En verdad Io conversamos y no sabemos todavía qué pasó con él.