La vida universitaria puede ser complicada por esencia, pero con la pandemia el delicado equilibrio sicológico de los estudiantes sufrió un remezón fuerte del que algunos aún no se recuperan. Así lo demuestra un estudio realizado por Fundación Aequalis, Foro de Educación Superior.
Entre el 24 de octubre y el 3 de noviembre la institución encuestó a 845 jóvenes entre 18 y 21 años -de Santiago y regiones- que cursaban una carrera de la educación superior.
Si bien la salud mental se encontraba mermada ya antes del coronavirus (45% de encuestados dijo haber sufrido problemas o tener un diagnóstico), las cuarentenas y el encierro dejaron una profunda huella en los alumnos (en ese tiempo la percepción o diagnóstico subió a 68%). Después de la pandemia, según el estudio, 3 de cada 4 jóvenes declara sufrir principalmente ansiedad, estrés y desmotivación, aunque otros mencionan falta de concentración, síntomas depresivos o insomnio. En 18% de los casos señalan estar tomando medicación para combatirlo.
"Es muy importante poder indagar el estado de salud mental de los jóvenes en el país", señala José Venegas Lillo, jefe de estudios de Fundación Aequalis. "Esta es una fotografía en evolución, los jóvenes presentaban su situación de salud mental desmejorada antes y durante la pandemia".
"Esto tiene implicancias obvias. Lo primero es la propia salud de los jóvenes; en segundo lugar, los efectos que tendrá ella en la persistencia en la universidad; por otro lado, en los aprendizajes para alcanzar la promesa formativa y así lograr la titulación", comenta.
Cómo lo abordan
La salud mental de los alumnos mantiene en alerta a las autoridades. Este martes se dio a conocer un diagnóstico realizado en conjunto entre la Subsecretaría de Educación Superior y la Subsecretaría de Salud, que detalla cómo lo están enfrentando las instituciones.Tras encuestar a 107 planteles de educación superior -46 universidades, 34 centros de formación técnica y 27 institutos profesionales- en septiembre y octubre pasado, concluyeron que 65,4% de ellos cuentan con unidades específicas encargadas de abordar la salud mental de sus alumnos. Cerca de 40% de estas unidades fueron creadas entre 2019 y 2022.
Al desmenuzar la cifra se observa que 89,1% de las universidades tienen estos apoyos y sólo 57,5% de los planteles técnico profesionales.
"Es el primer diagnóstico que tenemos del sistema completo; los resultados nos van a permitir confeccionar un plan de acción en materia de salud mental", promete Verónica Figueroa Huencho, subsecretaria de Educación Superior.
Factores de riesgo
Aunque son muchos los factores que inciden en la salud mental de la población universitaria, hay algunos que se repiten en distintas investigaciones."Uno de ellos es que al haber un aumento de acceso a las universidades chilenas se genera un poco de desigualdad respecto a las condiciones de ingreso. La universidad tiene un nivel mayor de exigencia que el colegio, no solo en términos de competencias cognitivas, también de autonomía y desarrollo o gestión personal", dice Carol Bazignan, académica de Psicología de la Universidad San Sebastián.
"El estudiante que no viene con esas competencias se ve enfrentado a una serie de desafíos y genera un alto nivel de estrés", asegura.
Otro punto a tener en cuenta es el estilo de vida poco saludable de algunos para sobrellevar el ritmo de estudio. "Exceso de cafeína, falta de sueño, de nutrición adecuada o deporte, todo eso genera un efecto bola de nieve", sostiene.
"Entre mayores fuentes de apoyo, mejor. Sabemos que la familia es una fuente importante, los espacios de comunidad dentro de la universidad, de vínculo, también son clave. Por eso la pandemia afectó tanto, porque se le quitó al joven el espacio para vincularse con sus pares, hacer comunidad, estudiar juntos", afirma la académica.
Talleres para la frustración
Un ejemplo de manejo es el Centro de Apoyo al Desempeño Académico (CADA) de la Universidad del Desarrollo."La universidad se ha organizado en un ecosistema de bienestar, unidades que trabajan con vanas coordinadamente en salud mental", dice Francisca Yuri, directora del CADA. Realizan talleres de regulación emocional y enseñan a manejar la frustración, generar relaciones positivas y equipos entre pares, además de autogestión, para priorizar tareas y planificar sus estudios. "También talleres para encontrar mi propósito en la carrera, que se tiene que relacionar con mi propósito de vida", destaca la directora.