Diego Torres, de 33 años, tenía toda la tarde planeada. Iba a dejar a su esposa y a sus dos hijos a la casa de una conocida, y luego iba a volver a su comuna de residencia, Padre Hurtado, para jugar una pichanga con amigos. Sus planes, sin embargo, fueron interrumpidos a eso de las 19:30 horas, cuando, mientras esperaban estacionados detrás de una micro que tomaba pasajeros, la camioneta del grupo familiar fue impactada por un bus interurbano de la empresa Bupesa.
"Nos chocó por atrás. Nos dio un primer golpe, y después con el segundo, chocamos contra la micro que teníamos delante, que no tiene culpa de nada", asegura Torres.
El accidente, que ocurrió en Camino a Melipilla, a la altura de la planta de Gasco, casi al llegar al cruce de Maipú, dejó a siete lesionados, y a la camioneta de Torres incrustada entre la micro y el bus interurbano. Antes de que eso ocurriera, el conductor no alcanzó a hacer demasiado.
"Fue cosa de segundos. Porque yo miro por el espejo retrovisor, para ver si hay alguien atrás, y cuando Io veo grito: "¡Agárrense fuerte!" y traté de salir de ahí, pero el bus venía a exceso de velocidad, y yo solamente atiné a darme vuelta, y agarrar a mi hijo", relata.
Luego del impacto, llegaron los bomberos, funcionarios de Paz Ciudadana, Carabineros, y las ambulancias, que trasladaron a los lesionados al Hospital El Carmen. Entre ellos, algunos pasajeros del bus interurbano, y la hija de 11 años de Torres. "Tiene un esguince en el pie derecho, leve, y yo algunos golpes en las rodillas y en el cuello. En todo caso, con toda la adrenalina, no sentí nada, estaba como en otra", señala.
Torres, que es de nacionalidad peruana y trabaja en el restaurante Donde Rosita, de propiedad de su madre, se siente agradecido de que el hecho no pasara a mayores. Sin embargo, le preocupa el estado de la camioneta que es su herramienta de trabajo. "Gracias a Dios la camioneta hizo su trabajo. Íbamos a ir en otro auto, que yo creo que no aguantaba", dice.