Con la reforma de pensiones propuesta por el gobierno ya no existirán las AFP y ahora los afiliados tendrán la posibilidad de elegir entre gestores de inversiones privados o un gestor de inversiones público regulado por un nuevo organismo que se llamará Inversor de Pensiones Público y Autónomo (IPPA).
El gobierno plantea, a través de esta reforma, que el 10,5% de la cotización individual sea administrado por entidades privadas, cuyas rentabilidades se obtendrán a través del mercado de capitales o por una entidad estatal, que funcionará bajo otros criterios de rentabilidad.
"Los gestores estatales de inversiones, generalmente, funcionan en base a rentabilidades ficticias. Es decir, rentabilidades, que no están determinadas por el mercado y cuyo criterio de capitalización son determinados por estos organismos autónomos. En Suecia, por ejemplo, la rentabilidad ficticia está determinada por el crecimiento de los salarios medianos mientras que en otros países está determinado por el crecimiento del PIB país", explica Soledad Hormazabal, economista e investigadora del Centro de Estudios Horizontal.
Por otra parte, en esta reforma también se busca implementar un 6% de cotización por parte del empleador que iría a un Fondo Integrado de Pensiones. Según información del gobierno, de este 6%, el 70% irá a la cuenta personal del trabajador o trabajadora, mientras que el 30% restante se distribuirá de manera igual entre todos los cotizantes. El IPPA también tendrá a su cargo la administración del Fondo de Ahorro Solidario de Pensiones.
Dado que el Estado comenzará a rentabilizar los ahorros previsionales, tres economistas entregan su visión acerca de las ventajas y desventajas que se podrían generar en la gestión estatal de inversiones.
No hay historial en Chile
"No tenemos un historial claro en gestión de inversiones a cargo del Estado. Lo más cercano a eso es la administración de los fondos soberanos, que se licitan internacionalmente a través del Banco Central, pero no hay una infraestructura estatal de gestión de inversiones. Aquí se está proponiendo una empresa de inversión estatal", explica Julio Riutort, doctor en Finanzas de la Universidad de Texas y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI)."Si el Estado es un buen inversor o no, depende generalmente de las reglas y los límites que tenga este órgano. Si hay un problema de diseño, por ejemplo, donde la ruta de dinero de los fondos de pensiones sean destinadas para costear deudas del Estado, como es el caso de Argentina, seguramente no le va a ir muy bien", agrega Riutort.
Órgano autónomo
Sobre este punto, Hormazabal dice que un ente de estas características debe ser sí o sí autónomo. "La buena gestión depende de un muy buen gobierno corporativo que administre los fondos. De lo contrario, puede ser un gran problema. Si no se establece una institución aislada de las manos de los políticos y de los gobiernos de turnos, se pueden mal utilizar los fondos. Tiene que ser un organismo autónomo como el Banco Central", agrega.Modelos de transición
Por otra parte, la gestión de estatal de inversiones, precisamente surgen en modelos mixtos. "Modelos con cuentas nacionales existen principalmente en Europa y han sido utilizados en modelos de transición que partieron con beneficios definidos como los sistemas de reparto a modelos asociados que dependen de los aportes y de las métricas de rentabilidad", añade el académico de la UAI."Con esta reforma nosotros estamos haciendo también una transición, pero hacia el otro sentido. Estamos partiendo de modelos donde el grueso de la pensión funciona en base a los aportes y rentabilidad a otro con una situación intermedia, donde la rentabilidad depende de los criterios determinados por los organismos autónomos y no de la rentabilidad real que entregan las inversiones", sostiene Riutort.
En ese sentido, Hormazabal sostiene que "la rentabilidad estatal es menor a la del mercado". "Hay un riesgo de que la cuenta donde se hagan estos registros termine acumulando rentabilidades inferiores a las que generen las inversiones. Eso podría ocurrir en la medida que los beneficios que se estén implementando sean superiores a la rentabilidad de las inversiones. Eso es algo que perfectamente podría ocurrir si hay un interés de subir las pensiones de manera más fuerte a corto plazo", explica Riutort.
Sobre este punto, el economista y académico de la Universidad de Santiago plantea que el mercado tiene mayor eficiencia en la parte financiera. "Hay ejemplos de gestor de inversiones estatales como en Canadá, pero son sistemas bastante mixtos, más que estatales. La discusión técnica se va a producir sobre quiénes van a administrar esto. Cualquier órgano que maneje recursos financieros debe funcionar de forma autónoma o de lo contrario se va a perder la rentabilidad en el camino", agrega.