Roberto Tobar sentenció el triunfo de Magallanes en la Copa Chile por lanzamientos penales y su vida empezó a cambiar de inmediato. Ese pitazo luego de la serie de penales fue el último que dio en una cancha, sellando una carrera destacada que lo llevó incluso a arbitrar dos finales de Copa Libertadores, entre otros logros.
"Hoy (ayer) para mí fue un despertar distinto a lo que estaba acostumbrado. Me metí al curso de árbitros cuando salí de Cuarto Medio. Más de la mitad de mi existencia ha sido ésta. Cuando me acosté el domingo realmente me puse intranquilo por lo que ahora tendré que hacer fuera de la cancha".
-¿De verdad se sintió intranquilo? ¿No hubo una especie de alivio y de deseos de salirse de tanta disciplina?
-Es que para mí nunca fue un sacrificio tan grande eso de ceñirme a ciertas normas. Me despertaba pensando en el partido que venía, en el viaje que debía hacer y eso me motivaba tanto que, dejar de lado otras cosas, no era tan difícil.
-Pero debe tener pensado qué hacer ahora libremente sin que eso sea un pecado para su profesión
-Jajajá, en verdad tengo ganas de una cosa: comerme sin culpa un buen trozo de torta de milhojas. Es algo que siempre eché de menos. Cuando era chico, mi mamá me hacía esa torta para mi cumpleaños y quería comerla toda, sin convidarle a nadie. Pero lo tuve que dejar porque yo tenía cierta tendencia a engordar. También pienso tomarme de vez en cuando una copita de vino, algo que tenía estrictamente vedado".
-¿Valió la pena tanto sacrificio?
-Pucha, de todas maneras. Alcancé cosas importantes y creo que eso me va a quedar para siempre en el recuerdo.
-¿Cuál fue su mejor momento, ese que atesora y que lo muestra como lo más brillante de su carrera?
-Sin duda que las dos finales de la Copa Libertadores de América que me tocó dirigir, es decir, la ida del Boca-River y el partido único entre River y Flamengo. Estaba en mi mejor nivel físico y mental. Y fueron dos buenos arbitrajes, sin polémicas.
-¿Lo peor fue quedar fuera del Mundial de Qatar? Este parecía ser su Mundial...
-Concuerdo, así lo pensaba yo también pero bueno, no se dio.
-¿Qué pasó?
-Lamentablemente me lesioné en la última prueba física de este año en Asunción. Me desgarré y no hubo más que hacer.
-¿No cree que por antecedentes merecía al menos que le dieran una nueva oportunidad antes de entregar la nómina definitiva?
-Es que cuando me desagarré fue esa oportunidad de más que me dieron. La verdad es que no llegué bien a las pruebas. Tuve un 2021 muy difícil en lo personal, me costó salir mucho de eso y se vio reflejado en mi nivel técnico y también físico. Por fortuna he logrado ir superando estos problemas familiares y no me siento frustrado ni mucho menos por el efecto que causó en mi profesión. Prefiero ver el vaso medio lleno y creo que terminé mi carrera en buen nivel.
-Se le vio emocionado el domingo con sus hijas al momento del homenaje que le hicieron...
-Sí, mis mellizas -Violeta y Martina (5)- son mi razón de ser. Ellas son lo más importante de mi vida. Son mis únicas hijas porque la fábrica se cerró.
-Esta es la hora ideal de las confesiones. ¿Cuándo se dio cuenta de que metió la pata con un cobro?
-Jajajá, varias veces. Le cuento dos. Una fue cuando me iniciaba y le cobré mal un penal al arquero Gustavo Dalssaso sobre Joel Estay. Yo vi que Dalsasso lo había enganchado con los pies, pero después en televisión estaba claro que Estay simuló. La otra fue hace poco: me equivoqué al mostrarle una segunda amarilla a Fernando Zampedri ante Santiago Wanderers. Pensé que había tirado un manotazo, pero en verdad no fue así. Quedó la grande porque con esa expulsión quedaba fuera del partido contra Colo Colo y la UC seguro lo resentía. Por suerte el Tribunal de Penalidades enmendó mi equivocación y pudo jugar el clásico.
-¿Qué tan cerca está usted ahora de convertirse en el nuevo jefe de la Comisión de Árbitros?
-He tenido conversaciones informales con Pablo Milad quien me ha dicho que su proyecto es trabajar con los estándares de la FIFA y de la Conmebol, lo que me motiva mucho. Pero quiero saber más antes de conversar ya más seriamente.
-De llegar a ese puesto, ¿será su sello que se arbitre como usted lo hizo en el partido entre Colo Colo y la UC, es decir, con más "juegue, juegue"?
-Exactamente. Así mismo. Mi sello sería incentivar a que se juegue más y con mayor intensidad como es a nivel internacional.
-¿Usted ve que hay recambio de verdad en el arbitraje chileno?
-Yo, aparte de arbitrar, he estado ejerciendo como director de la carrera de Árbitros en la INAF y veo muchos jóvenes con condiciones, que se preocupan de estar bien físicamente y de conocer bien el reglamento. Por eso estoy confiado en la nueva generación. Creo que habrá nuevos y mejores jueces.