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Diego Rivarola saca pecho con los logros académicos de su hijo mayor, Nicolás

A Diego Rivarola se le infló el pecho con una sensación de alegría y satisfacción el miércoles por la noche, en la ceremonia de fin de año del colegio Notre Dame. Su hijo mayor Nicolás, de 16 años, fue distinguido con el premio al mejor promedio de su curso de segundo medio y el ex goleador de la U vio la premiación en directo, en compañía de su señora Paula Grassi.

"Creo que fue un 6,5. Como padre siempre te enorgullece ver a tus hijos obtener un logro, pero la verdad es que Nico es muy inteligente. Es bueno para las matemáticas y los números. Recién pasó a tercero medio así es que no tiene claro su futuro. Está viendo, buscando, explorando. Le gusta arquitectura, la ingeniería, pero no lo tiene definido", dice el actual comentarista de ESPN.

-¿Y a usted cómo le iba en el colegio, Diego? ¿Era mateo, porro, desordenado, aplicado?
-No era bueno ni malo, era normal, tirando para bueno. Pero mi enfoque, no sé si bien o mal, estaba demasiado puesto en el fútbol y desde muy chico. Mi prioridad siempre fue eso y no el colegio. Si bien terminé el colegio e incluso hice seis meses de universidad (administración de empresas), estaba centrado en el fútbol. Si pudiese retroceder el tiempo, habría tomado el colegio de mejor forma, con más responsabilidad.

-¿Es de ayudar a sus hijos con las tareas o estar encima?
-Con mi señora somos bastante relajados con los niños. No los obligamos a que sean perfectos académicamente ni que tengan las mejores notas. Los dejamos libres, pero siempre estamos ahí cuando lo necesitan. Dejamos que crezcan, que fluyan, que traten, a través de ellos mismos, sacar sus propias habilidades. Y cuando necesitan intervención, ahí sí intervenimos.

Rivarola tampoco se metió ni puso reparos cuando su hijo mayor Nicolás descartó seguir sus pasos en el fútbol, cuando ni siquiera había llegado a la pubertad. "Nico juega bien al fútbol, bastante bien. Cuando tenía 10 u 11 años lo llevé a la U y estuvo tres o cuatro meses. Estaba mejorando mucho, pero llegó un día y me dijo: "Papá, el fútbol no es para mí. Me di cuenta de que los niños son muy buenos y yo no creo que ser tan bueno". A mí no me sorprendió mucho porque nunca les exigí a mis hijos que sean futbolistas. Y como Nico es inteligente, dije "ya, Io tuyo es el colegio, dale para adelante" ", recuerda el ídolo azul.

-¿Y sus otros hijos tampoco juegan fútbol?
-Sí, sí, sí juegan. Matías (11) está en la Sub 11 de la U. juega de extremo, de delantero. Y Valentino (7) ya me está pidiendo cancha, aunque aún no define su puesto. Es guapo así es que lo veo más de volante, jajajá.

Pese a que no continuó su leyenda en las canchas, Nicolás Rivarola de todas formas es prácticamente un homenaje en vida de su padre. En la foto compartida en redes sociales de la ceremonia escolar, se aprecia el parecido físico entre ambos, desde las cejas y forma de los ojos hasta la sonrisa. Nicolás, además, luce el pelo largo, calcado al look Gokú con el que su papá rompía redes acá en Chile.

"Sí, se parece a mí cuando tenía el pelo largo. Mucha gente me dice lo mismo. Su mamá me dice que soy yo en versión mejorada, pero habría que comprobar eso, jajajá. Tenemos una muy linda relación con Nico. Mientras más grande, mejor relación tenemos. Él tiene su personalidad y cuando era chico teníamos más roces. Pero ahora que ha ido creciendo, nos fuimos acercando más. Este fin de semana incluso quiso venir conmigo a ver la final del Mundial a Argentina. Salimos a festejar juntos. El me pidió estar y compartimos este tipo de cosas más seguido", cuenta Rivarola padre.

-A propósito de versiones mejoradas, ¿le gusta su versión 2022 como panelista en ESPN?
-La verdad es que estoy muy contento de estar en ESPN. Después de más de diez años en la U, creo que necesitaba un cambio en lo personal, en lo laboral, y las comunicaciones siempre me llamaron la atención. Era algo que tenía en mente hacer a futuro y cuando me apareció esta oportunidad en un gran canal, de renombre internacional, ni lo pensé. Fui nomás. Es un lindo programa, me siento agradecido y contento con mi nuevo trabajo. Creo que hice un buen cambio.

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