Se ha atrevido con transparencias, botas sobre la rodilla, sandalias extra altas con brillos y plataformas y con atuendos bien sexy. Rayén Araya (41) es una de las panelistas que más propone desde lo estético en "Juego textual", de Canal 13.
Lejos quedó su imagen de pelo rojo y trajes dos piezas. Hoy luce castaña y full tendencia. "En general a las mujeres se nos critica harto. La idea de lucir ropa más jugada tiende a ser considerado algo frívolo y yo he caminado por las comunicaciones en un lado de bastante contenido, donde no está muy permitido darse estos lujos ligados a la moda", expone. "Una periodista seria no podía ser fashionista. Me demoré 20 años en sentir que no estoy rindiendo prueba", agrega.
-¿A qué se debe este cambio de imagen, Rayén?
-Es una transformación que tiene ribetes más profundos y que comenzó hace unos cinco años. Tiene que ver con la madurez, la perspectiva que te va dando el tiempo y algunos procesos personales, como la maternidad, que me impulsó a mostrar un lado más cercano y lúdico. Mi hija más chica tiene seis años y la otra 10. Eso se termina de materializar con lo que la gente ha podido ver en "Juego textual".
-¿Tiene un asesor de imagen?
-Trabajo hace tiempo con un equipo para redes sociales y Súbela Radio para borrar ese estigma que no se puede ser una mujer empoderada y al mismo tiempo jugar con la moda. Son tres personas base, pero dependiendo de lo que haya que hacer otras personas pueden sumarse. El Colombiano, Nelsón Beltrán, mi amigo, me maquilla; Hernán Hincapié en el pelo y el styling está a cargo del diseñador Víctor González, quien está pendiente de lo que se lleva. Me dice que busquemos la manera de adecuarlo a mí y estar sobre lo que está de moda hoy en día, como una malla transparente que usé sobre un body, por ejemplo. Puedo verme bien y hacer una pregunta inteligente.
-¿Cuánto tardó en el peinado en el que usó pinches metálicos?
-Estuvimos cerca de dos horas para maquillaje y peinado. Fue harto trabajo. Era un casquete completo con unos 200 pinches de distintos tamaños. Las luces del estudio rebotaban sobre ellos y se veían brillantes.
-¿Muy incómodo?
-Nada de lo que he usado hasta ahora ha sido doloroso o complicado. Ese es un límite personal. No lo haría si fuera así. Tenía la idea que mientras más llamativos fueran los zapatos eran incómodos. Siempre usé tacos, pero no con cordones ni fucsias metalizados. Otro mito que he podido derribar es que no siempre tienes que usar un vestido súper caro o de diseñador para lucir bien. Está en el ingenio.
-¿Dónde consiguen sus prendas?
-Muchas cosas las hace el mismo Víctor para una marca que se llama Jardín Emergente y otras de algunas tiendas con las que hemos llegado a acuerdo.
-¿Se siente más segura y bonita?
-Sí, sin duda, recibo muchos comentarios de mujeres a través de las redes sociales. Sentirme más bonita tiene que ver con sentirme más cómoda usando elementos que son parte de un mundo al que yo no podía acceder porque había que mantener la credibilidad. Lo que quiero comunicar es todo lo que puedo ser en la dimensión de ser mujer.
-¿A veces no se reconoce cuando se mira al espejo?
-No, pero me ha pasado que entro al estudio y me dicen "ah, eras tú, no te reconocí". Mucha gente se quedó con mi imagen de pelo rojo, que no uso hace 15 años. Ese era mi único gesto de rebeldía en esa época.
