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Juvenal Olmos

Hace algunos días, Juvenal Olmos estaba en una actividad organizada por la Municipalidad de La Reina, de donde es concejal, y de repente se desmayó. "Vi esas típicas estrellitas que indican que algo te pasó, pero yo no sabía qué es lo que me pasaba. Vi que la gente me atendía, los veía, pero no les podía hablar. No perdí el conocimiento, aunque no estaba ahí. De repente me vi en una ambulancia. Ahí recién capté que algo raro me había pasado", cuenta.

El entrenador y actual comentarista de TNT Sports termina la historia diciendo que "me hice exámenes y, en realidad, lo que me afectó fue el calor y no haber tomado desayuno ese día. Soy deportista de toda la vida y pensaba que a mí esas cosas no me pasarían. Pero me pasó. Y la razón es clara: ya tengo 60 años. Y de verdad, desde que los cumplí siento que me están pasando cosas".

-¿Está viviendo una crisis por los 60 años?
-No sé si está relacionada a la edad o al momento de mi vida, pero ya desde el año pasado que me he venido cuestionando todo en mi vida. Me he preguntado si quiero seguir al ritmo que he estado desde chico.

-¿Le hartó estar tan enfocado en sus trabajos?
-Es extraño, pero me gusta mucho lo que hago ya sea comentado en TNT Sports como en la Municipalidad de La Reina, donde como concejal soy el director ejecutivo de la Corporación de Deportes. Pero no sé si quiero seguir en todo eso. Más bien sé que no lo quiero hacer por mucho tiempo. A los 70 años no me veo como mi papá, que murió trabajando. Yo no quiero perderme más cosas.

-¿Ha perdido muchas?
-Creo que sí. Mi relación con mi única hija -Valentina- se fue perdiendo. Yo diría que estuve muy cerca de ella hasta su adolescencia, pero de ahí en adelante esa conexión se fue extinguiendo. Ahora, con el nacimiento de mi nieto, me di cuenta de eso. Un día ella me dijo que él me quería ver y le dije: "Bueno, traémelo" y, cuando lo estaba diciendo, en verdad me arrepentí de la idiotez que estaba respondiendo. Era yo el que tenía que ir a verlo. No todo gira en torno mío y ahí recién me di cuenta.

-¿Cree que puede recomponer la relación con su hija?
-Estoy en eso. Y mi nieto ha sido un gran factor de conexión porque, si él quiere estar conmigo, de inmediato voy. Si tengo dos horas libres antes del programa, se las dedico a él. Pero no será fácil. Valentina y su marido decidieron irse a estudiar y quizás hacer su vida en Canadá a partir de junio próximo. Es una oportunidad grande y claro que los apoyo, pero será una pérdida que tendré que asumir.

-En este período también se produjo la separación de su esposa tras 35 años de matrimonio.
-Sí, este año ha sido un tiempo de tristeza, traumático. Para graficarlo un poco fue como cuando me fui de la Selección en medio de los abucheos, de las críticas, del fracaso.

-¿Siente que a ella también la dejó de lado por sus trabajos, su obsesión por responder en todo lo laboral?
-Siento que esto ha sido un proceso. El año pasado, por primera vez en varios años, decidimos irnos con Verónica a conocer y explorar las Torres del Paine. Ambos somos deportistas y preferimos hacer eso en lugar de ir a un crucero o a un viaje a alguna playa. Ahí sentí que quería quedarme más, me cuestioné volver a la pega porque me sentía bien y consideraba que era injusto perderme eso.

-Pero volvió.
-Claro, y no me di cuenta de que la Vero estaba en el mismo proceso. En marzo o abril me dijo que ella ya estaba cansada de ir a los matrimonios y cumpleaños sola. Llevábamos 35 años juntos y llegamos a la conclusión de que era el momento de hacer una pausa. Los dos necesitábamos tiempo y yo me fui de la casa, a vivir de nuevo con mi mamá para intentar enfrentar este momento.

-¿Y cómo lo ha vivido?
-Ha sido un tiempo de tristeza, traumático a ratos porque, aparte de lo que me ha pasado a mí, he sufrido pérdidas importantes como la de mi amigo Marco Cornez y de mi suegro.

-¿Cayó en depresión?
-No, y le aseguro que sé lo que es una depresión porque la he vivido. Pero sí he tenido ayuda de una sicóloga y también estoy haciendo terapias de pareja y familiares.

-¿Ha podido entender qué le pasa?
-Llegué a la conclusión de que mi problema ha sido que siempre he sido el centro de las cosas, que he tenido un pensamiento totalitario, por así decirlo. Y por eso ahora trabajo en buscar la satisfacción de un tercero, como mi nieto o la gente para la cual trabajo en la municipalidad.

-¿Y ha habido acercamientos con su esposa?
-Seguimos viviendo separados e, incluso, ella venderá la casa. Yo la ayudaré en eso. Nos vemos cuando sentimos la necesidad de hacerlo. Sin presiones y sin poner metas sobre cuándo podríamos volver a juntarnos si es que eso pasara. Por ahora lo que tenemos es expectativas y complicidad.

-¿Le da miedo lo que viene?
-Tengo sueños y anhelos. Quiero vivir de una forma distinta a la que he vivido hasta ahora, pero ¿sabe? Aún no me decido a hacerlo.

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