Esta semana el Diario Oficial publicó la reforma que restituye el voto obligatorio en Chile luego de una década en la que se impuso cuando se aprobó la Ley NO 20.568 que cambió el sistema de sufragio universal, estableciendo la inscripción automática y el voto voluntario, pero con escasa participación.
Para el plebiscito de salida, para aprobar o rechazar la propuesta constitucional, se modificó el capítulo XV de la Constitución Política de la República de Chile, estableciendo la obligatoriedad para esas votaciones y los resultados fueron alentadores. Según los datos que entregó el Servel, votaron 13.019.278 personas lo que representa un 85,7% del padrón total de 15.173.857 electores. Se convirtió en la participación más alta en la historia electoral del país.
Ahora, la ley establece que "el sufragio será obligatorio para los electores en todas las elecciones y plebiscitos, salvo en las elecciones primarias".
Los detalles y multas que conlleva esta nueva modalidad de votaciones serán aterrizadas en un reglamento. Es decir, a través de una ley orgánica constitucional se fijarán "las multas o sanciones que se aplicarán por el incumplimiento de este deber, los electores que estarán exentos de ellas y el procedimiento para su determinación", dice la ley que se publicó el jueves en el Diario Oficial.
Sobre el registro electoral la reforma no realizó modificaciones por lo que la inscripción seguirá siendo automática a partir de los 18 años.
Pero, ¿Qué significará y que consecuencias tendrá que de hoy en adelante los ciudadanos chilenos se enfrenten a una nueva obligación?
Algunos entendidos entregan sus opiniones:
Menos sesgos
El ex parlamentario y analista electoral Pepe Auth, determina 3 ventajas del voto obligatorio. "El voto obligatorio favorece la mayor sintonía entre los elegidos y el pueblo, porque cuando el voto es voluntario participa la mitad de la gente, entonces la sintonía es solo con los que participaron. Eso como primer punto. Con esto también desaparecen los sesgos. Me refiero a que cuando nos teníamos que inscribir había un sesgo de edad, porque los jóvenes no se inscribirán y había un sesgos social, porque los pobres se inscribían menos. Después comenzaron a participar menos los adultos mayores y más los jóvenes. Con el voto obligatorio se pulverizan eso sesgos y eso es importante, porque el cuerpo electoral representa mejor a la sociedad cuando no está sesgado", afirma el exdiputado.Como tercer punto asegura que una cosa clave es que el electorado que se incorpora al voto obligatorio es menos ideologizado, entonces pone más atención en las urgencias ciudadanas, por lo que también resulta un antídoto en contra de la ideologización extrema".
Mejores encuestas
El investigador y coordinador académico del Centro de
Estudios Públicos (CEP), Sebastián Izquierdo, asegura que
los resultados podrían ser más precisos con el voto
obligatorio. "Los resultados que arrojó la última encuesta sobre el plebiscito de salida, donde se consultó si la persona había participado, los resultados arrojados fueron muy similares a la realidad que hubo y eso no lo habíamos visto anteriormente en las elecciones donde rigió el voto voluntario. Era muy complejo tener una aproximación real".
"No tiene que ver con libertades"
"La ciudadanía va a tener que votar y la decisión no va a quedar en la gente más polarizada Io que permitirá que haya más espacio. El voto es un derecho y deber y no tiene que ver con libertades o no, porque puedes votar en blanco", afirma la senadora de Demócratas, Ximena Rincón, quien en diciembre pasado votó a favor de la reforma.El ex senador socialista Rabindranath Quinteros, fue uno de los parlamentarios que defendió la idea de voto obligatorio en el Senado y argumentó que se requería reponer el voto obligatorio, porque votar debe ser un derecho, pero también un deber. Lo saludable del voto obligatorio, según Quinteros es que "los chilenos nos acostumbramos a criticar mucho todo, todo lo encontramos malo, pero en el momento de tomar decisiones no aparecemos. Si somos tan exigentes debemos cumplir con el deber. El beneficio que trae esto es que también acostumbramos a las generaciones a que den su opinión, que la gente, desde niños no se escuden en que no me interesa algo. Eso en todos los aspectos de la vida, no sólo en el ámbito político", comenta el exparlamentario y afirma que "la medida es positiva porque mientras mayor participación exista se puede hacer una sociedad mas justa".