Esta semana Claudio Villar Rodríguez llevó su auto Kia Avella a un lubricentro ubicado en Vicuña Mackenna, cerca del Paradero 27 de Gran Avenida, para cambiarle aceite. Lo atendió Mauricio Vera, dueño de ese recinto y quien lo conocía desde 1992, cuando Claudio tenía alrededor de 14 años y era amigo de su hijo mayor. Ese día Claudio le comentó a Mauricio que había llegado hace poco a Santiago, luego de unos días de vacaciones en Constitución.
Ese día, también, ocurrió la siguiente conversación: "Le dije que uno de mis sueños desde niño era ser bombero", relata Mauricio. "Pero que por mi edad, 65 años, no era tan ágil. Él me dijo: 'Vamos, don Mauri, yo lo inscribo'.
Pero tal día no llegó: Claudio Villar Rodríguez murió este miércoles en el robo frustrado al aeropuerto de Santiago (ver nota en página 8). Tenía 45 años y dos hijas.
La Primera Compañía Cuerpo de Bomberos Metropolitano Sur, le hizo un sentido homenaje y detalló que estuvo más de 20 años de servicio en la institución. Su trabajo formal era como vigilante de la Dirección General Aeronáutica Civil (DGAC).
Diana Ancavil, especialista en seguridad de aviación, lo conoció en 1998, en la Escuela Técnica Aeronáutica. "Éramos compañeros de puesto, estudiando Seguridad Aeroportuaria", dice. "Una excelente persona. En esa época ya era bombero y una vez mostró una foto con su uniforme. Me explicó que era en caso de morir combatiendo un incendio", cuenta Diana.
Al igual que Mauricio Vera, el locatario del lubricentro, destaca esto en Claudio: "Tenía un gran sentido de justicia y lealtad. Sinceramente no me sorprendió enterarme que era él quien había fallecido en el aeropuerto. Era muy apegado a hacer lo correcto y como buen bombero era muy valiente", dice.
"Adoraba a sus hijas. Le gustaba mucho compartir con su familia, y alternaba los turnos en la DGAC con los de Bomberos. Y alguna vez actuó como extra en teleseries, en 'Adrenalina'", añade.
Ximena Ramos también lo conoció años después. Dice que eran colegas en la Escuela Técnica de Aeronáutica. Ximena trabaja como funcionaria en el área curricular y Claudio ya se había titulado y trabajaba ahí. "Como docente de la escuela era un excelente profesor. Hacía clases y apoyaba en las prácticas directas de los alumnos en el aeropuerto", recuerda. "Un buen compañero, aperrado Y fiel amigo".
Claudio vivía hace años en la comuna de La Cisterna. "Uno de mis hijos más chicos lo divisó ayer (el martes) cuando estaba sacando el auto. Dijo que se le veía bien", cuenta Mauricio, el locatario del lubricentro. "Me dio mucha pena cuando me enteré de su muerte. Sigo conmovido".