El cartel de la discordia se publicó en la cuenta de Instagram "Estimados Vecinos" (@estimadosvecinos). El letrero dice así: "Estimada comunidad: se informa que hemos tenido reiterados reclamos de vecinos que les han caído a sus terrazas bolsas de la droga tusi y otros", se denunciaba. "Favor, tener en cuenta que se vive en comunidad, por lo que se investigará de dónde son lanzadas para proceder ante las entidades fiscalizadoras y tomar las medidas que correspondan", se agregaba invitando a la comunidad a enviar cualquier tipo de información a la administración del edificio, ubicado en Avenida El Cerro de Providencia.
Es un sector tranquilo de Pedro de Valdivia Norte. Hay que esperar un buen rato para que entren o salgan residentes y comenten el aviso comunitario. "Lo vimos, pero no le dimos importancia, la verdad es que nosotros, por lo menos, nunca hemos tenido ese problema", dice, amablemente, una joven pareja antes de entrar al edificio de la polémica. De los departamentos no se escucha música urbana ni nada que se pueda relacionar con el tusi, la droga que siempre citan los artistas del género. Tusi, abreviatura de tusibí, que es la adaptación de su nombre científico en inglés (2CB), una fórmula con la que se originó esta droga en los 70, pero que en la actualidad solo conserva el color rosa y tiene una composición impredecible que, en algunos casos, podría tener ketamina o MDMA.
Las bolsas
Los pocos residentes que aparecen la tarde de este jueves le bajan el perfil a la situación, que lo comentaron, que les dio risa, pero que no es algo recurrente. Hasta que Diego (30), un vecino que prefiere no decir su apellido, dice que en su terraza aparecieron un par de bolsas con restos de una sustancia de color rosado, que él, hasta donde sabe, dice que tenía que ser tusi. "Yo vi el tema de las bolsas (de tusi), dije, no sé de dónde habrá sido ni quién habrá sido. Y fue complejo porque yo tengo una mascota y lamentablemente estaba sola, y si la hubiera mordido o lamido, no sé qué podría haber pasado", plantea el residente de los primeros pisos del lugar. "Uno no se mete en la vida del resto de las personas, pero cuando afectan a la comunidad o a uno se pone más complejo", advierte. "Yo creo que no fui al único que le pasó, porque lo mío fue hace como tres meses atrás. Tal vez a otra persona ahora último le pasó de nuevo o se volvió algo recurrente, pero se mandó ese comunicado con el fin de que no vuelva a ocurrir y si es que pasa de nuevo, se tomen acciones legales", comenta. Sobre los efectos del cartel de advertencia comunitaria, reconoce que fueron favorables, por lo menos, para él. "Después de ese aviso, por lo menos a mí, no me ha vuelto a pasar, no sé si a alguien más le ha pasado", destaca.Vacío administrativo
"Cuando se descubren drogas en áreas comunes, como comunidad se debe informar a la jefatura y desecharlas", comenta Francisco Rivera, administrador del edificio Comunidad Origen, de Ñuñoa. "No existe un reglamento específico o un procedimiento establecido para este tipo de situaciones. De hecho no todos los edificios cuentan con uno. Si se encuentra droga al aire libre, ya sea que alguien la haya dejado caer o la haya arrojado hacia el edificio, tampoco hay un reglamento interno que indique cómo proceder. A veces, si alguien tiene más experiencia o mayor conocimiento, intenta identificar al posible propietario y abordarlo de forma privada. Sin embargo, si no se puede determinar quién es el dueño, se informa a la jefatura y se desecha la droga, en teoría", plantea.Sobre cuánto pesan los reglamentos sobre los vecinos, Rivera dice que si no existe un reglamento específico o una normativa escrita en el reglamento interno del edificio, "no se pueden aplicar sanciones. En ese caso, las consecuencias quedan sin definir. Sin embargo, existen multas por otros tipos de infracciones, no relacionadas con las drogas. Estas multas son principalmente de carácter económico y se destinan al fondo común del edificio", agrega.