Nicola Torres (26), atleta chilena especializada en salto alto, se radicó en Santander, España, a mediados de marzo para disfrutar la experiencia de vivir en Europa prepararse para clasificar a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. "Mi nuevo entrenador (Ramón Torrealbo) está acá. Nunca había vivido sola o estado más de dos semanas fuera de mi casa", contó entusiasmada la propia Nicola por aquella fecha.
Sin embargo, ese ímpetu se cortó por un infortunio ocurrido el pasado sábado 22 de abril, en su primera competencia desde que llegó a España. La deportista terminó con una rotura completa del tendón de Aquiles derecho y estará, por lo menos, cuatro meses fuera de las pistas.
"La lesión fue en el penúltimo apoyo, cuando sentí como si se me hubiese roto la zapatilla. Me tiré directo a la colchoneta, me miré la zapatilla y no estaba rota, entonces me miré el espacio del tendón y, claro, no había tendón. Con la adrenalina me dolió más el corazón que la pierna. Por suerte, mi preparador físico Aldo Cornejo, quien es chileno y está acá, me puso en contacto con la doctora que lo operó de lo mismo a él", cuenta Nicola.
Torres fue intervenida al día siguiente, el domingo, pero el proceso de asimilación de lo que le había pasado tardó un poco más. "Me costó como hasta el jueves de la siguiente semana. Recibía muchos mensajes de apoyo, pero hasta el día de hoy me despierto en la noche y revivo el momento de la lesión, el sonido, la caída en la colchoneta. El jueves tuve sesión con mi sicólogo y me ayudó a llevarlo mejor", explica la atleta.
¿El estar lejos de su familia la hizo pensar más en por qué le pasó esto, Nicola?
"El estar sin mi familia fue duro porque Io primero que quería era abrazar a mi mamá y hermanas, pero no puedo estar más agradecida de la gente que conocí en Santander, como mis compañeros de entrenamiento y mis compañeros de departamento, que me han ayudado desde subir y bajar escaleras hasta con las compras del supermercado. No me pregunté por qué me pasó esto, sino que me pregunté para qué es todo esto. Qué es lo que tengo que aprender de esta situación".
¿Y qué lección sacó de esta lesión, entonces?
"He aprendido que tengo que dejarme querer, que me cuiden. Soy una persona a la que le cuesta mucho pedir ayuda. Los doctores me dijeron que la recuperación tardará entre cuatro y seis meses, pero haré lo posible porque sean cuatro, aunque respetando mis tiempos".
Su recuperación avanza lenta, pero segura: a comienzos de la semana pasada le quitaron el yeso, le pusieron una especie de bota y dio su primer paso con el pie derecho. Nicola compartió varios momentos del proceso, mezclando imágenes de su llanto de impotencia y de su sonrisa con cada logro desbloqueado.
"Ha sido como una montaña rusa de emociones. Hay días lindos, días más difíciles, días en que estoy más motivada y así. Por un lado me siento una guerrera que puede con todo y por otro me siento un pollito que lo único que quiere es esconderse en su cueva hasta que esto pase. Lo que me mantiene con fuerzas es el amor que me tengo a mí misma y al deporte", dice.
¿Ha podido aprovechar el tiempo para descansar o hacer otras actividades?
"He aprovechado de ver series, de descansar, de leer, de pintarme las uñas o pintar mandalas. Todo lo que me despeje la mente, jajajá. Las primeras semanas fueron duras y el dolor no me dejaba hacer mucho, pero ahora estoy retomando las cosas. Mi objetivo en el corto plazo es volver a caminar. Quiero seguir la recuperación en España, pero viajaré a Chile este martes para ver a mi familia y apoyar a mis compañeros en el Nacional de atletismo".