Aunque Valentina Paz González (36) comparte su departamento con siete gatos rescatados, en general hay más. "También soy hogar temporal de gatos: les brindo espacio en mi casa y me ofrezco a las fundaciones cuando hay casos muy graves. He llegado a estar con trece: a veces, cuando son mamás, vienen con cinco guagüitas", cuenta.
Arquitecta de profesión -aunque hoy algo desencantada de su carrera- ha encontrado en los felinos una veta laboral que le rinde buenos réditos: es catsitter.
González explica que su servicio consiste en ir a casas entre 45 minutos a una hora. En cada visita se entregan todos los cuidados que requiere un gato: alimentación, medicamentos, juegos, limpieza de agua y arena. "Tengo un promedio de seis visitas diarias normalmente, pero cuando es temporada alta estoy con casi ocho o nueve gatitos diarios. O sea todo el día, de la mañana hasta la noche, cuidándolos".
Para evitar suspicacias hasta comparte su ubicación con el dueño del animal. "Y si tienen cámaras no hay problema: la idea es que estén seguros de que yo estoy ahí con sus gatitos", recalca.
Parece algo loco pasar de una carrera que toma tantos años a dedicarse a algo más sencillo.
"Yo amo la arquitectura. Fui docente en la universidad, que es lo que en el fondo más me gusta y acomoda. Hay gente a la que quizá le encanta estar encerrada trabajando, pero yo no puedo estar en la oficina, me causaba una especie angustia pensar que iba a dedicarme a eso y no a estar en terreno. Cuando vino el teletrabajo pensé que debía hacer algo que me apasionara más, que es el tema animal y los rescates. Pensé 'ojalá hubiera estudiado veterinaria, pero ya no fue'. Y entonces vi en ser catsitter una manera de ingresar en este mundo. Me lancé".
¿Cree que esta es una buena oportunidad laboral?
"Este es mi ingreso, entonces yo diría que sí es una buena fuente de trabajo. Si bien he hecho otras cosas como arquitecto, actualmente estoy solo de catsitter. Por lo menos a mí me acomoda: me da libertad de horario, no tengo que estar en la oficina frente al computador todo el día, que era lo que antes me estresaba. No sé si en el futuro seguirá al mismo ritmo el servicio, pero de ser así, obviamente mi plan es seguir con esto".
¿Cuánto cobra por ir a una casa?
"Mira, yo partí cobrando muy poquito hace unos años, pero ya que tengo bastante experiencia ahora puedo cobrar mínimo 10 mil pesos por una visita a domicilio. Es un precio prudente en relación a otros catsitter que realizan el mismo servicio".
¿Cómo se logra la confianza con los clientes?
"Creo que igual es un tema de personalidad, cuando llegas a un lugar y sientes como buena energía. También me ha pasado que me llaman una vez y siento que lo más probable es que no me llamen más. Hay gente que me dice que vio mi perfil de Instagram y que les da confianza el hecho de que esté tan involucrada en el mundo de los gatos"
¿Cómo se arma una cartera de clientes?
"Yo partí en el 2017 con pocos gatitos; luego las personas me recomendaban a sus amigos y muchos han seguido conmigo desde hace años. De a poco fui haciendo mi cartera de clientes, que son unos 35 a 40 fijos, los que me llaman todos los años en distintas fechas".
¿Será necesario estudiar?
El veterinario y etólogo Gaspar Romo, vicepresidente de la Asociación de Etología Clínica Veterinaria, explica que el concepto de catsitter define a quien es capaz de proveer todos los cuidados necesarios a un gato en la medida que su tutor se encuentre ausente.
"La idea es que básicamente puedan darles comida, cambiar el agua y limpiar la caja de arena; en el caso de los gatitos que sean suficientemente sociables, que los puedan acompañar, que aporten interacción, que jueguen con ellos. Evidentemente hay otras alternativas, se puede recurrir también a conocidos, familiares, vecinos. Pero si no, los catsitter siempre van a ser una súper buena opción".
¿Cree que es necesario tener estudios relativos a animales para ejercer este servicio?
"Evidentemente es algo que suma pero, dada la naturaleza del servicio, no es indispensable. Varias catsitter que conozco son, en efecto, colegas médicas veterinarias, pero no es algo excluyente. Cualquier persona puede prestar estos servicios teniendo conocimientos mínimos respecto a cómo relacionarse con un gato"