Una foto en la cuenta de Facebook Patrimonio Chileno reencontró Verónica Ortiz (71) y Rosita Gómez (74), quienes vivieron parte de su infancia en el edificio Mar del Plata, un icónico inmueble de color rosa pálido situado entre las calles Pedro de Valdivia y Mar del Plata en Providencia. Ortiz vivió hasta los 11 años (desde 1952 hasta 1963), mientras que Gómez residió desde los diez hasta los 11 años. Ambas guardan los mejores momentos de su niñez.
"A mis nietos les cuento que cuando chica vivía en un palacio: me sentía como una princesa. El edificio era muy grande y lujoso. Nosotros vivíamos en un departamento de un ambiente, pero todo el resto eran muy grandes. De hecho, desde el segundo piso hacia arriba todos los departamentos contaban con su respectiva chimenea. El inmueble tenía cinco pisos y unos 16 departamentos. Hasta tenía un ascensor (que se mantiene hasta hoy). Uno abría una puerta de madera y luego había una reja que había que correr para subir", rememora Ortiz, quien era hija del mayordomo.
Fue construido en 1948 por el arquitecto Arturo Calvo Hurtado. Las puertas eran de madera maciza y los pisos, de parqué; las escaleras del edificio eran de mármol y estaba abierto hacia la esquina, sin rejas.
"En la azotea había cuatro lavaderos de cemento para que las nanas lavaran la ropa. En ese tiempo, pocas personas tenían lavadoras. Tiene un enorme jardín en la parte delantera y atrás estaban los estacionamientos. Había cuatro: no todos tenían automóviles'.
"No había muchos niños. Vivía mucha gente adinerada que tenía campos en Paine. En ese tiempo vivía también el dueño del edificio, que era don Eduardo Caffena. Él vivía de los arriendos", señala.
Rosita Gómez, quien vivió en el tercer piso, dice que la vida en esos años se hacía más al interior de los departamentos, que eran "grandes y muy señoriales".
Joice Aldana, jefe de marketing y ventas de FVB Propiedades + Arquitectura, una oficina que se dedica a la venta de inmuebles de valor histórico y que ha vendido unidades de este edificio, menciona que los precios de los departamentos bordean entre las 14.200 UF a las 15.000 UF.
Hay unidades de 200 metros cuadrados y otras de más de 300. Los departamentos actualizaron su sistema eléctrico, han adaptado espacios para electrodomésticos que no existían en 1948 y algunos incluyeron calefacción central. "El edificio te hace sentir como si estuvieras viviendo en Europa. Es un lugar que te transporta hacia el pasado. De hecho, todavía conserva las chimeneas. Pero están en desuso por norma. Muchos las mantienen por la estética que otorga", cuenta.
"Los departamentos en este edificio tienen una demanda altísima. El año pasado vendimos uno sin siquiera alcanzar a publicarlo. Hay una carga cultural y patrimonial de vivir en un lugar así. Hay algunas personas que viven hace años en este lugar y que lo han mantenido intacto. Pero también llegan a residir nuevas generaciones que buscan lugares con historia", reconoce.
Mirada arquitectónica
El máster of Science in Architecture Studies del MIT, Sebastián Gray, académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, también rescata que el edificio mira hacia la esquina, algo poco usual en Chile."Se muestra hacia la avenida Pedro de Valdivia. Una persona que va hacia al sur, se encuentra de frente con este edificio. Pero, además, crea un gran antejardín, que podría llamarse algo lujoso en este caso", aporta.
Suma que el inmueble se caracteriza por su estilo neoclásico y por su influencia francesa.
'Tiene un color rosa reminiscente a los edificios de la costa sur francesa. Ocupa elementos ornamentales y estilos arquitectónicos que provienen de la antigüedad (cornisas, molduras, columnas, balaustres y rejas ornamentales)", describe.