Mariela Hernández Acevedo, jueza del 150 Juzgado de Garantía de Santiago, asegura que por primera vez la Asociación Nacional de Magistradas y Magistrados del Poder Judicial (ANMM), gremio que preside desde mediados del año pasado, tiene conocimiento de que magistrados chilenos han recibido amenazas por parte de una organización criminal.
"En ese sentido hay que ser categóricos. A nosotros, los jueces, estos hechos no significan ningún tipo de presión o amedrentamiento. No nos va a temblar la mano al momento de aplicar la ley", afirmó la jueza, justo antes de subirse a un avión y luego de que el ministro de Justicia, Luis Cordero, y el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, confirmaran que supuestos miembros del Tren de Aragua intentaron extorsionar a jueces de juzgados de garantía con amenazas a su integridad.
Matías Garretón, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), menciona que amenazar a quienes se encargan de resguardar la seguridad nacional, como jueces, policías y políticos, es una manera de actuar clarísima del crimen organizado. De hecho, recuerda que Pablo Escobar, fallecido líder del Cartel de Medellín, utilizaba la frase "es plata o plomo" cada vez que alguien intentaba impedir sus negocios ilícitos.
Pero esto es nuevo en Chile.
"Estamos en un umbral bien crítico, de pasar de organizaciones criminales locales, de poca monta, a crimen organizado con vínculos internacionales, que tienen otros códigos y que recurren fuertemente a la corrupción".
¿Qué quieren conseguir?
"Ocultar sus actividades o pasar impunes ante la ley. La corrupción es la plata, ofrecen sobornos, cohechos, favores; y la extorsión pasa por el plomo, que en el fondo es otro nivel de actuar".
¿De qué trata ese nivel?
"Tú puedes entender que un funcionario público, sea un juez, un diputado o la autoridad que sea, rechace un soborno (dinero). Pero es mucho más difícil exigirle que ponga en riesgo su vida o la de sus familiares (plomo). Por eso la disyuntiva plata o plomo a nivel del Poder Judicial en Chile es gravísimo".
El ministro Cordero cree lo mismo, que sería cruzar una frontera tras la cual es difícil de volver.
"Hay muchísimos antecedentes de esto en otros países de Latinoamérica. Lo que pasa es que en Chile hemos estado aislados de este fenómeno durante mucho tiempo. La delincuencia se mantenía a nivel de pequeñas bandas y no tan organizadas. Pero ahora estamos pasando rápidamente a crimen organizado".
¿Piensa que el Tren de Aragua está tan organizado?
"No hay que caer en el estereotipo de que el Tren de Aragua es una mafia tipo La Cosa Nostra, que es una organización bien estructurada. El Tren de Aragua, más bien, es un conglomerado de pequeñas organizaciones semiautónomas que comparten redes de contacto. Son ciertas subculturas, dentro de las cuáles existen prácticas extremadamente violentas".
¿Eso lo hace más grave?
"Hace que esas bandas sean más peligrosas y más difíciles de detectar. Son grupos más descontrolados, que no le temen a ninguna represalia. Aunque los detectes y los encarceles de por vida, va a salir otro que puede hacer lo mismo y no le haces ni un daño a la organización en su totalidad. En ese sentido, es algo nuevo en Latinoamérica. El crimen organizado ya no es una estructura monolítica, sino que son estructuras más amorfas. Es difícil desmantelarlas porque no se sabe por dónde empezar".
Esta situación debería agilizar la pasividad legislativa.
"Esto es un llamado de alerta a reaccionar como sociedad y a salir de esta pasividad legislativa que impide desarrollar instrumentos eficaces para combatir este tipo de crimen organizado. La alerta está hace tiempo. Desde la pandemia que se ven indicios de penetración y arraigo del crimen organizado internacional en Chile".
¿Cómo esta conducta influye en las bandas locales?
"Yo creo que hay una diferencia grande entre las bandas chilenas y las que están instalándose. Pensemos en los casos de disparos a Carabineros o de balaceras sin aviso. Esas son prácticas que vienen de Colombia, de Venezuela y de México, donde hace mucho rato, si es que alguna vez lo hubo, se perdió el respeto a la autoridad, porque es una autoridad bastante corrupta. Lo peligroso es que si les resulta en Chile obviamente los va a empoderar y pueden ocurrir hechos lamentables. También pueden desplazar a los criminales locales. Mejor diablo conocido que diablo por conocer"