En 2005 se hizo conocida como la Fierecilla de Yungay en el reality "Granjeras" donde resultó ganadora; en 2009 marcó un momento tenso en "1810" con una pelea con Pamela Leiva- la trató de "morsa"- y en ese mismo programa le declaró la guerra a Arturo Longton; en "Mundos opuestos" (2012) tuvo un round a las manos con Fanny Cuevas y en 2016 la expulsaron de "¿Volverías con tu ex?", de Mega, por mechonear a la española Oriana Marzoli. Estos datos de trivia los reúne Angélica Sepúlveda, la mujer de 42 años que esta semana vuelve a un reality, esta vez a "Tierra Brava".
¿Pero en qué onda entra a Angélica este, su quinto reality? "Ya tengo 42 años, puedo elegir mis batallas. La gente no sabe que en la vida diaria soy súper relajada. Mi vida es tranquila, me encanta el campo y si ando cruzada me voy a la montaña a caminar. Claramente estoy más tranquila, pero en un reality aparecen otras personalidades que uno no conoce o temperamentos que uno no reconoce de sí mismo, pero si alguien me trata mal, automáticamente pasa a ser mi enemigo".
¿Entonces no ha cambiado mucho desde el 2005?
"No se trata de cambiar. El personaje que es genuino, el que arma una historia interesante, el público Io percibe y lo valora. Le pueden tener mala, pero ven que la persona es real. Yo no tengo pelos en la lengua y eso para algunos puede ser un problema o pueden ver que no he cambiado y bien por ellos. Además en Tierra brava quiero pensar en otras cosas, por algo entré".
¿A qué se refiere?
"A que entro soltera. Me patearon y quiero volver a conectarme conmigo. Justo cuando terminamos con Gürsel (Saglam, de Turquía) estábamos full con la confección de la ropa huasa porque se venía septiembre, además se produjeron las inundaciones en el campo familiar, así que estuve muy concentrada y ocupada en reconstruir y trabajar en el campo. Quizás ahora me dé el tiempo de pensar en lo que pasó y me pegue mal. Quizás viva el duelo adentro del reality o sane mi corazón ahí, no sé.
¿Qué pasó con el turco Gürsel?
"Terminamos en agosto y terminamos mal. Era una relación de siete años y yo soy súper orgullosa. Él se sintió ofendido y me culpó por cosas que en las que yo no tenía nada que ver. Lo que pasó fue que apareció una noticia mal intencionada, que decía que él le había dado likes en Instagram a una modelo paraguaya. Ahí apareció su nombre con su foto en varios portales y yo salí a defenderlo. A su familia que es turca, muy tradicional, esto le pareció una ordinariez".
¿Y qué le dijo él?
"Los turcos son muy celosos de su vida privada, su vida familiar no la muestran en Instagram. Sus papás me querían mucho, pero siempre sentían que exponía a Gürsel cuando subía fotos con él. Y él no pudo con esto y la presión familiar. Así que me llamó y me terminó antes de irnos a un viaje a Japón por dos meses. El viaje no funcionó, obvio, porque además su familia me presionó para que bajara fotos, cerrara mi Instagram y cosas del estilo. Me sentí limitada. Él me bloqueó y se fue al viaje a Japón. Ya no sé nada de él".
¿Cómo quedó usted?
"Quedé muy enojada y me dediqué a trabajar día y noche. No me di tiempo para caer, pero sí estaba triste, porque él era una persona que yo admiraba mucho porque sabía mucho, el tema que tocaras podías hablarlo con él".
Le gusta de verdad.
"Sí, mi ex dejó la vara súper alta. Tenía esa curiosidad por aprender, hablábamos de todo. En el reality siento que hay mucho ego, los hombres están súper preocupados de su físico y a mí los hombres me conquistan de otra manera: desde la cabeza. Yo tuve una relación de reality, con Arturo Prat ("1810") y fue porque me gustaba su cabeza. Arturo es un hombre sumamente inteligente".
¿Qué cree que la puede ayudar a sanar ese corazón en este reality?
"Voy con la nostalgia de las pruebas físicas. Me gusta eso y quiero enfocarme por ahí para sanarme. Me sorprendió que las competencias no sean por género, son mixtas, y eso me motiva porque siento que hay que ponerle mucho más para competir con un hombre. La igualdad nunca va a estar en la contextura física, pero aún así no le tengo miedo a competir con los nombres. Mi sueño es llegar y competir con Longton porque él es flojo, pero tiene garra".