En sus más de 20 años como tarotista y médium, Sonia Valenzuela ha prestado sus servicios en varias investigaciones relacionadas a desapariciones. Sin embargo, a pesar de su experiencia, dice que nunca imaginó ser pieza clave en el rescate del hijo de 16 años de su marido, quien fue secuestrado por una banda criminal la tarde del lunes, en Illapel, ciudad donde vive junto a su abuela.
Tras las primeras llamadas extorsivas donde los captores exigían una suma de 150 millones de pesos, Sonia y su marido, Juan Dabed, que residen en Santiago, viajaron a la región de La Serena y contactaron a la Bipe Antisecuestros de la PD'. Tras analizar el caso, se decidió que la estrategia de negociación la llevara Sonia, ya que el padre del joven estaba muy afectado.
Tras 48 horas, la policía viajó a Pichidangui, región de Valparaíso, e ingresó a la casa donde se refugiaban los delincuentes. En el lugar estaba el joven, maniatado. Tras el rescate, el menor pudo volver a su casa.
"Todavía está muy shockeado y muy machucado. Le pegaron en la cabeza, le dejaron un ojo morado entero, no lo podía abrir. Él usa lentes y se los quitaron. Hasta el jueves todavía seguía bajo los efectos de la droga que le dieron. Jugaron con él a la ruleta rusa. Le pusieron una pistola en la boca y en la cabeza", dice Valenzuela a dos días del hecho.
"Todo fue extremadamente doloroso. Le hicieron creer que su papá lo había abandonado, que a mí no me importaba como hijo y que no quería seguir pagando. Cuando lo liberaron él estaba muy enojado, me costó que se entregara en un abrazo. La PDI le tuvo que explicar cómo habían sido las cosas. Recibió daño psicológico, lo golpearon reiteradamente. Fue torturado. Ahora se está recuperando, está durmiendo un poco mejor", agrega Juan Dabed.
Videollamadas
Sonia relata que su misión en la negociación con los delincuentes fue mantenerlos el mayor tiempo posible al teléfono."Me senté a las 12 del día martes y me paré el miércoles cuando lo encontraron. Fueron 14 horas en que permanecimos completamente encerrados. Fueron muchísimas videollamadas de WhatsApp. Siempre fueron muy agresivos, con muchos garabatos. Es lo más terrible que me ha pasado. Investigaciones se portó muy bien, nos guió, nos acompañó", relata la mujer.
Tras la formalización, Juan y Sonia se enteraron que uno de los cuatro implicados en el secuestro era una adolescente de 14 años con quien el joven había tenido una especie de relación. "Ella era su amiga, habían salido", dice Juan.
"Ella habría planeado todo. El viernes esta joven se habría juntado con los otros secuestradores y ella les habría dicho que tenía un amigo con plata. Luego arrendaron una cabaña. El lunes había quedado de juntarse con el hijo de mi marido para ir a comprar y ahí fue cuando los otros llegaron en un auto y se lo llevaron", agrega Valenzuela.
El Juzgado de Garantía de Illapel dictó prisión preventiva a dos involucrados adultos, arresto domiciliario nocturno a una menor de 16 años e internación provisoria a la menor de 14.
"Quedamos con una sensación amarga. Puedo entender que tengan un trato diferenciado, pero no un trato de protección, cuando fueron igual de malas que los adultos, eso me molesta. Somos muy permisivos", dice Dabed.
"Vamos a dar la pelea por cambiar la ley. Los menores que cometen delitos tan graves tienen que tener mayor responsabilidad penal, un castigo ejemplar para que podamos parar esto hoy, de lo contrario las víctimas podrían ser otros niños".