En junio de este año, Luis Larraín contaba que caminar diez mil pasos diarios le ayudaba a atenuar los efectos negativos de la quimioterapia que enfrentaba para detener el cáncer de sangre que padecía. El cofundador de la Fundación Iguales luchó contra un agresivo linfoma hasta anoche, cuando murió a los 42 años.
"Me aplicaron las tres dosis y lamentablemente no dio resultado. Sigo empeorando y en vista de que no hay más tratamientos disponibles, y pensando en mi calidad de vida, y conversándolo mucho con mi familia y amigos, decidí que me seden para pasar estos últimos momentos en paz y sin sentir los efectos del cáncer destruyendo mi cuerpo", decía Larraín en un video que circulaba anoche luego de conocerse.
su deceso La Fundación Iguales emitió un comunicado en que destaca el trabajo que Larraín cumplió para consolidar a la entidad que promueve la diversidad. "Su activismo y los problemas de salud que tuvo que enfrentar a lo largo de su vida están íntimamente relacionados", dice la declaración conocida anoche.
"No olvidaremos nunca su incombustible espíritu de lucha, su valentía para enfrentar las adversidades, su carácter templado, su claridad de pensamiento y la generosidad que prodigó en su afán de abrir caminos hacia la plena igualdad de las personas LGBTI+", agrega el texto.
El ingeniero civil fundó Iguales en junio de 2011, junto al escritor Pablo Simonetti y el abogado Antonio Bascuñán. "Ni ser gay ni tener cáncer deberían ser tabúes en la sociedad de hoy", dijo en una oportunidad respecto de sus luchas.
La noticia de su fallecimiento provocó obvias reacciones. "Un hijo que nos enseñó tanto!", tuiteó Luis Larraín, su padre. "Lo lamento muchísimo. Mis respetos y un abrazo a la familia", posteó el Presidente Gabriel Boric.
El estado de salud de Luis Larraín había trascendido en las últimas horas por su fragilidad. Él se había preocupado de informar sobre los avances y retrocesos de la enfermedad. "Les he ido contando sobre mi tratamiento contra el cáncer. Estaba esperando que este tercer tratamiento llegara a Chile", detallaba antes de anunciar que la última posibilidad no había resultado.
La pelea que le dio a la enfermedad estuvo determinada por las dolencias preeexistentes que arrastraba, especialmente por los dos trasplantes de riñón. "He querido visibilizar mi proceso porque a lo largo de mi vida, como enfermo crónico, muchas personas sienten vergüenza de la enfermedad que tienen, todavía hay mucho estigma asociado al cáncer y creo que es bueno mostrarnos tal cual somos", decía en una nota a este diario, en marzo pasado.
Su último testimonio se conoció anoche tras su muerte. En la grabación, con serenidad y temple, se despide: "Gracias por estar pendientes de lo que me pasaba y ojalá que sigan adelante con sus luchas, ya sea en la salud, en la diversidad sexual o en el ámbito que sea".