El escenario donde transcurrían las teatralizaciones era a la salida de las tiendas del retail, por lo general en los estacionamientos, donde circulan muchos vehículos utilitarios, furgones, camionetas, con hartas cajas yendo y viniendo.
En medio de este ajetreo, un sujeto, al que llamaremos Reclutador, detecta a un joven, de ahora en adelante Víctima, que viene caminando con una mochila, lentes, reloj y, más que seguro, también con un celular. El Reclutador lo detiene y le dice algo así como "Ey, ¿te quieres ganar 25 luquitas moviendo unas cajas? Me fallaron los peonetas y tengo que cumplir con una entrega urgente. Las cajas hay que retirarlas acá y llevarlas a unas pocas cuadras de aquí".
Veinticinco mil pesos no es poca cosa para un estudiante, pero Víctima igual duda. Sin embargo, ahí mismo ya se encontraba otro joven igual que él, al que llamaremos Palo Blanco, que pareciera tener las mismas dudas. Palo Blanco le hace un montón de preguntas a Reclutador: ¿Qué cajas son? ¿Cuántas son? ¿Cuántos viajes hay que hacer? A las que Reclutador responde con paciencia y seguridad.
"Ya, acepto", dice de pronto Palo Blanco.
"¿Y tú, qué dices?" , le pregunta Reclutador a Víctima.
Víctima responde que sí.
La segunda locación es a pocas cuadras, al punto donde se supone que debían trasladar las cajas. En ese lugar hay una tercera persona, Palo Blanco 2, quien, al verlos llegar, le pregunta a Reclutador "¿Estos son los que van a traer las cajas?".
"Sí", responde Reclutador.
"Ya, pero antes me tienen que pasar todas las cosas de metal", advierte Palo Blanco 2. "Porque las bodegas tienen detectores de metales y no los van a dejar pasar con celulares, mochilas, relojes, collares, pulseras, lentes ni billeteras. Me lo dejan todo y se las cuidamos mientras ustedes van".
Luego, los jóvenes les entregan sus pertenencias, incluido Palo Blanco.
"Tú no vayas", le dice Reclutador a Palo Blanco. "Quédate acá para que nos ayudes con las cajas cuando lleguen".
Finalmente, Víctima regresa sola al estacionamiento del retail y espera a que le pasen las cajas. No aparece nadie. Regresa al supuesto punto de entrega? Tampoco hay nadie. En ese instante se da cuenta que ha sido estafado.
El subprefecto de la PDI Christian Escobar, de la Bicrim de Providencia, explica que luego de siete meses de investigación lograron detener a la banda que perpetraba estas estafas.
Se trata de tres hermanos, más dos cómplices, y que hasta el momento se le atribuyen 18 víctimas, todos menores de edad. Operaban en Providencia, Las Condes, Ñuñoa, Puente Alto y hasta Viña del Mar. Los pillaron por la declaración de las víctimas, cámaras de seguridad y las múltiples especies que encontraron en el domicilio de los imputados.