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Carmen Sáez, la mamá de Rodrigo Echeverría, recuerda los inicios del crack de la Roja

Casi le da un ataque a Carmen Sáez cuando el arquero argentino Emiliano Martínez atajó a duras penas los remates de Rodrigo Echeverría, en la Copa América, el martes. "Ese partido fue de infarto, lo vi con la guata apretada. Yo pensaba: "Ya fueron dos goles que te perdiste, la tercera es la vencida". Pero lamentablemente no salió", cuenta la mamá del mediocampista de la Roja y de Huracán de Argentina que, como suele ocurrir, fue fundamental en el desarrollo del futbolista.

Oriundo de El Bosque, Echeverría creció viendo las peripecias de su padre homónimo en el mediocampo del Real Danubio y de sus tíos Cristián y Ricardo en la delantera. En dicho club, tuvieron que conseguir un permiso especial para que Rodrigo, entonces de seis años, jugara en las inferiores. Al año siguiente, se pasó al Manchester.

"Mi papá, Domingo, que falleció hace diez años, siempre le decía: "Cuando seas grande, tienes que ser futbolista y famoso". Un día, Nelson, el hermano mayor, se fue a probar a una escuela de fútbol en Ñuñoa y me dijo que llevara al Rorro. Fuimos con una vecina y su hijo, los vieron jugar y un profesor, creo que era Cristián Castro, me dijo que ya había empezado el campeonato, pero que fuera a un partido de la Copa Chilectra. Allí jugó, hizo goles y me dijeron que lo llevara a los entrenamientos de la U. César Vaccia lo quedó mirando y dijo: "Este niño tiene talento". Había un entrenador de Colo Colo, no me acuerdo de su nombre, que nos acompañó al Metro y me dijo que lo llevara al Monumental, que lo becaban, le daban todo, pero mi hijo dijo: "No, soy de la U" y no fuimos", recuerda Carmen.

"Una vez, hicieron un campeonato en el estadio de la Universidad Católica. Tenía como 13 0 14 años. Pero no lo ponían. Yo le decía: "No importa. Te tocó bailar con la fea, ya te va a tocar la bonita". Un día le dije al profe Álamos por qué no lo ponían y el profe Peña me dijo: "Mamita, no se preocupe, quieren probar su reacción al no ser convocado". Les dije que él nunca iba a reventar, que no les iba a faltar el respeto, porque siempre ha sido así, nunca altanero ni atrevido. Lo pusieron los últimos partidos y se mandó dos goles", cuenta la madre.

"De chiquito tuvo claro que iba a ser futbolista. Y eso lo ayudó a lograr lo que está logrando hoy, porque la tiene súper clara y fue súper disciplinado. Es menor que yo pero mucho más maduro. Yo le digo viejo chico", apunta su hermana Bárbara.

Con la melena cortada a machetazos, debutó en la U de Jorge Sampaoli el 2012, en un partido contra Wanderers por la Copa Chile, pero recién dos años después lo subieron al plantel profesional.

En 2015, lo mandaron a préstamo a Iberia. Se fue solo, aunque ahí consolidó su relación con Nayareth Flores, su entonces polola, hoy su esposa, con la que tiene dos hijos, Santiago, de cinco años, y Maite, que va a cumplir uno. Eran del mismo barrio, separados por algunas calles. Pololean desde los 14 años.

Ahora juega en Huracán, donde su espíritu de lucha es bastante apreciado por la fanaticada ("¿Soy el único que quería que gane shile con gol de Echeverría?" preguntó @VENDISTEBOEDO, en Twitter).

"Yo decía: "Tan lejos que se va". Pero hablábamos todos los días por video llamada. Él siempre tuvo sus cosas claras, sabe lo que tiene que hacer y lo que no tiene que hacer. Siempre fue muy maduro, tiene mentalidad de viejo chico", concluye Carmen.

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