La última vez que los padres de Fabián Álvarez Martínez pudieron abrazar a su hijo menor fue el 9 de mayo. Ese día, el chileno de 26 años tomó un avión rumbo a Dublín, en Irlanda, para llegar a Drogheda, una ciudad ubicada a 51 kilómetros de la capital, donde comenzaría un curso de inglés. Un mes y un par de días después, los médicos de un hospital de Dublín los llamaron para informarles que Fabián había fallecido.
La causa del deceso habría sido un cáncer fulminante.
Desde su casa en San Antonio, Región de Valparaíso, Carlos Álvarez, padre de Fabián, relata que su hijo falleció el 15 de junio tras sufrir un dolor en el pecho que lo hizo consultar en un centro médico.
"Él nos llama el día viernes 7 de junio como a las 7 de la mañana, allá era mediodía. Nos dijo que sentía un dolor en el pecho, que había ido a clases y que le había aumentado. Le dijimos que fuera al médico. Él fue, le empezaron a hacer un montón de exámenes, le sacaron sangre, hasta que le hicieron un scanner y le encontraron una mancha en el pecho de unos 20 centímetros, que habría sido un tumor que impedía que se bombeara sangre al corazón. Todo esto de la noche a la mañana", relata.
Fabián quedó internado y al tercer día empezó a demostrar cansancio y a perder el apetito. "Todo avanzó muy rápido. Hacíamos videollamadas, nos mandaba audios, pero él nunca nos dijo lo que pensaban los médicos que podía ser, lo mantuvo en reserva, quizás para no preocuparnos. Soportó todo sólo acompañado de su polola, con quien viajó a Irlanda. Ella se ha portado un siete, fue nuestros ojos, nuestros brazos, nuestros besos y las caricias para nuestro hijo en el momento en que por distancia no podíamos estar".
Carlos cuenta que la última comunicación con su hijo fue a la 1 de la mañana del sábado 15 de junio. Lo último que nos dijo fue: yo soy bueno con todo el mundo, con ustedes, trato de comprender, estoy preparado para lo peor, pero no me quiero morir. Y nos repitió que nos amaba a los tres, a nosotros y a su hermano mayor. Nunca pensamos que se estaba despidiendo ese día. A las 5 los médicos nos llamaron y lo vimos por última vez en una videollamada. Al final nos dijeron que había sido un cáncer agresivo, fulminante".
¿Antes del viaje su hijo manifestó alguna vez algún síntoma?
"En algún momento nos dijo que tenía alguna molestia en el pecho, pero siempre pensamos que era el cansancio, estrés. Era clásico que llegaba, se sentaba en el sillón y se quedaba dormido todo torcido, como los jóvenes. Pensábamos que a lo mejor su molestia era una mala postura. Además que estaba nervioso por su viaje. Él era un joven sano. Nunca sufrió de resfriados fuertes. Nunca se vacunó contra el Covid. Era deportista. Compartíamos la pasión por las motos. De hecho el día antes de viajar hicimos nuestra última ruta por el litoral, con él y su hermano".
"Sí. Conversamos que si nosotros vendíamos todo nos íbamos para allá a cualquier país de Europa. Le dijimos: hijo, usted radíquese y nosotros lo seguimos. Fabián nos dejó un gran legado, para mi él era un orgullo al igual mi otro hijo. Recuerdo que le dije: usted es el embajador de nuestra familia al extranjero, de los valores que le dimos. De eso nos vamos a sentir orgullosos, no si triunfa o no".
¿Por qué eligió Irlanda?
"Su sueño de adolescencia era irse a Europa, hasta que lo logró. Después de titularse de ingeniero en proyectos de estructuras industriales en la Universidad Técnico Federico Santa María, trabajó en San Antonio en una empresa y se preparó económicamente para lograr cumplir su meta. El quería irse a estudiar y trabajar. Sabía inglés, pero quería perfeccionarse porque sabía que eso era una puerta para lograr su objetivo, quería estar bien preparado. La visa en Irlanda le permitía estudiar y trabajar".
Carlos cuenta que de la escuela de Irlanda lo contactaron porque le quieren hacer un memorial a Fabián. "El sólo estuvo solo 28 días en clases. Toda la gente que lo conoció nos ha demostrado un cariño infinito. Mi hijo era bello por fuera y por dentro. Muy querido por sus compañeros, amigos y vecinos. Era un joven humilde".
Un sobrino de Carlos, que vive en Suecia, viajó a Irlanda y asumió todos los trámites. La familia también ha recibido apoyo del cónsul y esperan que la próxima semana el cuerpo de su hijo pueda volver a San Antonio.