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Mario Velasco y su hija Julieta

Las estridencias de la nostalgia parecieron silenciarse en el mundo interior de Mario Velasco (45) al menos de forma momentánea, hasta unas semanas más. Esa tregua personal comenzó el 30 de mayo pasado, cuando Julieta, su hija de 12 años, aterrizó otra vez en Chile. La jovencita, quien vive desde agosto en Miami, donde está al cuidado de su madre, la actriz y cantante Carolina Mestrovic, aprovecharía las vacaciones escolares del país del norte para volver a compartir junto a su padre. Habían pasado cuatro meses desde la última vez que lo hicieron.

"Hace mucho no estábamos tantos días juntos, sus vacaciones de veranos son largas, de un mes y medio, entonces se vino para acá a verme", relata el conductor de "Zona de estrellas" (Zona Latina), justo en la víspera del Día del Padre, celebración que tiene otro sentido en sus circunstancias. "Ha sido demasiado rico tenerla. En lo emocional, ha sido como una carga de amor súper necesaria", suma.

¿Cómo fue el reencuentro?
"Increíble. Volver a tenerla acá me viene a reafirmar el hecho de todo lo que la quiero, de lo importante que es en mi vida, de lo que ha crecido, de cómo pasa el tiempo".

¿Qué han hecho juntos?
"Volvimos a dormir juntitos, hemos visto películas, hemos salido a pasear. Bueno, ha tenido millones de panoramas, se la han peleado las amigas, los compañeros de colegio, mi familia. Ha tenido pocos minutos libres, pero ella está feliz".

¿La extrañaba mucho?

'La echo mucho de menos. Me ha costado este asunto de estar lejos, sobre todo el hecho de llenar ciertos aspectos que tienen que ver muchas veces con el tiempo y con lo emocional. Me sobra mucho tiempo y me sobra mucho corazón, por decirlo de alguna manera".

Antes de que Julieta se radicara en Estados Unidos, ella vivía junto a Mario en su casa de Santiago. En ese escenario, padre e hija compartían 24/7, intercalando momentos hogareños con las actividades escolares de la joven y las labores profesionales del comunicador. Tras 5 años de aquella realidad, hace poco más de diez meses, Juli, como le dicen sus padres, dejó el país para ir a vivir con su madre. La decisión fue tomada familiarmente en conjunto.

'En una primera etapa fue bien difícil el proceso, precisamente por lo que conlleva dejar de vivir con un hijo con el que estás todos los días. Son cosas que tienen que ver no sólo con lo emocional, sino con el cambio en el lazo que hay, que se traduce entre otras cosas en no verla todos los días, no despertarte junto a ella", contextualiza Mario. "Eso es complicado de acomodar y me afectó. Te diría que no lo he acomodado en un 100% y nunca lo voy a terminar de acomodar. Siempre la voy a echar de menos", confiesa.

¿Cómo está ella?
"Por lo que he podido observar, súper bien. Ella se ha dado cuenta que tiene su mundo acá, que es todo lo que construyó antes de irse, que es su relación con su otra parte de la familia, con mis hermanas, con mi papá, con mi mamá, etc. Y también con sus compañeras de colegio y las mamás y las abuelas de sus compañeras de colegio, con las cuales también tiene relación. Entonces es como todo un mundo que la ha hecho sentir que le echaba mucho de menos. Para ella también debe ser power . Solamente la dejo fluir y observo".

¿La notó muy cambiada?
"O sea, he visto muchos cambios. En lo físico, está súper alta, se pegó un estirón heavy y también he notado que ha madurado mucho. Si bien este cambio (haber dejado Chile) tiene ciertas cosas que pueden ser un poco difíciles, también yo creo que la ha hecho madurar en un montón de aspectos. En el fondo, yo la dejo que vaya fluyendo y siguiendo el proceso de una manera súper orgánica... para mí es muy importante que tenga las garantías de que tiene dos casas en el mundo y que hoy día puede estar allá y que mañana acá y después de nuevo allá. Lo que quiera".

En el futuro inmediato, Mario proyecta los siguientes días con Julieta compartiendo idas al cine, comidas que le gusten a ella, salidas familiares y juntas con amigos hasta el 7 de julio próximo, fecha en que la niña nuevamente dejará Chile. "Yo he disfrutado cada minuto con Juli, es lo que hay que hacer. Pero a pesar de eso, hay ciertos momentos en que me pregunto sobre qué va a pasar el 7 de julio, cómo lo voy a enfrentar. ¿Me va a pasar lo mismo que cuando nos separamos por primera vez? ¿Lo voy a vivir de la misma manera? ¿Va a ser igual de heavy enfrentarlo otra vez? Entonces, miro de reojo ese día, le tengo un poco de miedo".

¿Tiene pensado viajar pronto para Miami?
"Tengo ahora planes de viajar un poquito más adelante. Yo te diría que en septiembre, por ahí, octubre. Tengo que hacerlo para que no se nos vaya haciendo tan larga la separación".

¿Cómo describe lo que ha sido para usted la visita de su hija?
'Es una inyección de energía importante que te da de alguna manera herramientas en lo emocional como para decir, 'bueno, la veo bien, esta fue la decisión correcta'. Esto (vivir en Miami) fue algo que ella quería, algo que decidimos como familia, que buscamos, que hicimos con esfuerzo, y que es algo que de alguna manera tiene recompensa. Verla bien tal como está es lo importante. Eso es lo que me deja tranquilo".

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