Clara llegó hace 58 años a una casa hoy ubicada justo debajo de los edificios Euromarina ll y Miramar ll, en Viña del Mar. Es el mismo sector donde apareció un socavón de 15 metros de longitud y 30 metros de profundidad debido a las intensas lluvias que cayeron durante la noche del sábado 8 y la madrugada del domingo 9 de junio.
"Entraba el agua con arena, con barro, era como un río", relata Clara, de 77 años. "La pieza del fondo era una piscina. Y se coló el agua para abajo hasta la cocina. Se me echó a perder la cocina, el frío (el refrigerador). Tuve que botar muebles, tuve que botar de todo", lamenta, parada en la entrada de su casa, con vista a la Avenida Borgoño.
Clara relata que cerca de las dos de la madrugada de ese domingo, mientras los bomberos rescataban a los vecinos de los edificios de arriba, con su familia se las ingeniaban para sacar el barro y el agua de la casa. El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres ejecutó una evacuación preventiva solo de las torres, trasladando alrededor de 87 personas, ninguna de las cuales pertenece a su familia.
Una semana después, Clara reclama que los socavones causados por las lluvias no son un fenómeno nuevo en la zona. El año anterior, eventos similares afectaron a edificios como el Kandinsky. Eso refleja la vulnerabilidad de la zona y la urgencia de implementar medidas preventivas efectivas, afirma: "Antes esto era pura duna y chamiza. Pero las personas no entendieron nada de eso y construyeron todo para allá arriba. Y se les dijo".
"El día de la lluvia estábamos aquí en la casa, acostados de lo más bien, con guatero", recuerda. "Pero a las horas estábamos sacando el barro y el agua por la puerta de entrada. Era un río que atravesaba toda la casa. Estuvimos tres horas sacando el agua".
¿Dónde durmieron esa noche?
"Esa noche no dormimos. A la noche siguiente, en mi pieza, amontonados (ella, su hija y sus dos nietos). Mi hijo durmió en un sillón".
¿Qué espera usted como solución para que esto no vuelva a ocurrir?
"Un muro de contención. Pero no lo van a hacer, porque dicen que es muy caro".
Socavón a 20 metros
Eduardo Figueroa, de 53 años, es hijo de Clara. En la misma casa también vive su hermana, de 54 años, junto con sus hijos de 18 y 19 años. "Lamentablemente no hemos recibido ayuda de nadie", reclama. "Hemos ido limpiando de a poco. La verdad es que estamos de brazos cruzados, no tenemos ni cocina".¿Cómo se las arreglan para alimentarse?
"Para alimentarse hay que comprar día a día. Al menos tenemos algunas mesas y sillas. La casa está bien, pero como cayeron aguas servidas y barro, perdimos casi todo lo demás. En los daños serán ocho millones de pesos, por lo bajo. Donde corrieron el tubo de aguas lluvias, lamentablemente corrió esa agua para nuestra casa".
¿Cómo ha afectado esto su rutina diaria?
"Yo trabajo en la construcción. Me dieron tres días de permiso para poder limpiar. Ahí limpiamos y secamos lo que más pudimos; pero -vuelvo a insistir- cayó mucha agua. Hicieron una cámara de agua lluvia con aguas servidas, juntas. Y debido a eso ocurrió el socavón".
Eduardo comenta que ninguno de los vecinos de las torres de arriba se ha acercado a preguntarle a él ni a su familia cómo están después de lo sucedido. Después se acerca a una ventana al fondo de su casa. Desde allí, asoma la cabeza y señala hacia arriba. A través del marco se vislumbran partes de las torres afectadas, y también un agujero considerable, cubierto de manera provisional: con árboles.
"Ahora tenemos un socavón a 20 metros de la casa", señala Eduardo. "Hicieron una pantalla provisoria atrás, y hasta el día de hoy a mi casa no ha venido nadie a sacar arena, nada", afirma. "Lamentablemente, cuando ocurrió esta desgracia, se preocuparon de la gente que realmente tiene. No vinieron a ver la gente como uno, a la gente que sufre".