-->

Escribe y presiona enter

On
Fernando Cornejo revela la exigencia familiar en el mejor momento de su carrera

Fernando Cornejo (28) dice que el nombre nunca le ha pesado, pero sabe que inevitablemente le recordarán de quién es hijo. "Es algo a lo que ya me acostumbré. Yo nací en Rancagua, pero mi vida de chico la hice en Calama, donde mi viejo era muy querido por sus campañas en Cobreloa. Mis compañeros de curso y amigos a cada rato me hacían bromas si el equipo perdía o me felicitaban a mí si mi papá jugaba bien. No es una carga tener su nombre. Mas bien es un orgullo porque mucha gente al conocerme se me acerca para decirme cosas bonitas de mi papá", dice.

¿Su papá quería que usted fuera futbolista o aspiraba a verlo estudiando una carrera?
"La verdad es que nunca fue de los que dijeran algo tan específico. Estaba contento de que yo jugara y siempre me iba a ver a la cancha, pero nunca me dijo que su sueño fuera que yo jugara profesionalmente. En cuanto a lo de estudios, me decía que debía terminar el colegio, eso era prioritario, pero nada más. Mi mamá (Tatiana Miranda) sí que en eso siempre ha estado más preocupada. Incluso ahora, cuando estoy en un momento importante de mi carrera en el fútbol, me dice a cada rato que estudie y que saque un título porque el fútbol no es para siempre".

¿Y le hace caso a la mamá?
"Jajajá, no por ahora, pero igual tengo ganas de meterme a estudiar algo dentro de mis posibilidades. No tengo claro ni qué, ni cuándo ni cómo. Pero lo haré".

Fernando igual estaría feliz de verlo ahora. Él también era entrenador.
"Él nunca me habló como entrenador, sino que siempre como papá. Nunca me criticó, aunque jugara mal. Lo que sí, me enseñaba cosas, como a cabecear".

¿Qué edad tenía usted cuando él falleció?
"Tenía 14 años".

¿Qué recuerdo le quedó de ese momento?
"Que fue algo sorpresivo, no lo esperaba en ese momento. Mi papá tenía cáncer, cierto, pero estaba haciendo la quimioterapia y si bien tenía días buenos y malos, no esperábamos que se fuera de un momento a otro. Fue duro".

¿Siente que le quedó algo pendiente con él?
"La verdad es que no creo tener algo pendiente porque siento que estuvimos cerca, que tuvimos una relación bonita. A lo mejor lo que me ronda en la cabeza todavía es no haber estado más junto a él en sus últimos días. Yo lo acompañaba, pero la mayor parte del día hacía mis cosas porque no sabía que eran los últimos momentos. No siento culpa, pero sí, me da lata no haber disfrutado esos últimos momentos con él".

A usted en Cobreloa cuando debutó le dieron la camiseta 8. ¿Es un reconocimiento o una carga?
"Es un reconocimiento muy bonito. Fue un orgullo para mí llevar esa camiseta y también lo es ahora para mi hermano Lucas (18), que ya debutó en Cobreloa y se la dieron a él. Nosotros como hijos, al igual que mi hermana Dominique (34), somos unos agradecidos de Cobreloa por el cariño que tienen por el recuerdo de mi papá. Valoramos estos homenajes".

Pese a todo, usted logró hacerse un camino propio. ¿Ha sido difícil?
"Al principio sentía que muchos pensaban que yo jugaba por ser el hijo de Fernando Cornejo, pero eso nunca me provocó problemas. Sabía que, si no demostraba mis condiciones, iba a quedar en el camino igual".

¿Ser volante fue por efecto espejo con su papá?
"No, para nada. Pero es raro que tanto mi hermano Lucas como yo hayamos salido volantes como él. Tal vez heredamos su buena técnica, pero yo de chico quería ser delantero y fueron los profes de las inferiores, Jorge "Chicho" García y Mauricio Donoso, los que me hicieron volante".

¿Qué recuerda de su debut en el primer equipo de Cobreloa?

"Fue en 2013 ante la U en Antofagasta. Entré cuando faltaban 12 minutos para el final e íbamos perdiendo 2-1. Chicho García me dijo que jugara como sabía y que estaba ahí por mis méritos, que me lo había ganado. Entré ahogado, casi ni toqué la pelota, pero lo bueno fue que terminamos empatando el partido así que puedo decir que mi entrada fue fundamental jajajá".

¿Recuerda cómo fue su primer gol?
"Fue contra Arica en Arica. Se jugó de noche. Huachupé Jiménez remató, la pelota rebotó en un zaguero central y rematé de izquierda. Con ese gol ganamos 1-0".

Y lo primero que hizo fue mirar al cielo.
"Para ser muy honesto, me fui mirando de reojo al árbitro asistente pensando en que podía anularlo por cualquier cosa. Pero cuando sentí que lo cobraban, ahí sí miré al cielo y se lo dediqué a mi viejo".

¿Quiere emularlo?

"Me gustaría lograr lo que él logró. Jugar un Mundial y volver a Cobreloa a ser campeón con el club. Sé que él estaría feliz"

Click para comentar