Reinaldo Lippi, fundador de la marca outdoor que lleva su apellido, y de la cual se desligó hace más de una década, decidió emprender nuevamente a sus 65 años. Y lo hará en el mundo que más conoce, el de la ropa para excursionistas. Para ello prepara el lanzamiento de su nueva marca, Ofki.
Hace un par de meses, Reinaldo Lippi comenzó a recibir una serie de reclamos en su cuenta de Instagram de personas que se quejaban por problemas en la entrega de productos de la que otrora fuera su marca. Debido a ello publicó un video en el que aclaraba que ya no tenía ninguna ligazón con dicha empresa.
El mal trago, sin embargo, lo ha pasado con su nuevo proyecto, cuya única tienda, dice, quiere que esté en el Mercado Urbano Tobalaba (MUT). Allí mostrará sus productos, pero el canal fuerte de ventas será por internet. Con Ofki busca desarrollar dos conceptos. Uno, que sea ropa cuya calidad responda realmente a las necesidades que requiere el mundo outdoor. Y, dos, que, en caso que fallen, el responda con un taller donde hará las reparaciones.
¿Qué opina de las marcas outdoor que hay en el mercado?
"Han entrado en lo que se llama el fast fashion. Hacen productos sin alma, que no están relacionados con el outdoor; tienen una estética outdoor, trabajada por gente que no viene de este mundo; personas que no conocen un cerro, que no han pasado frío nunca. Las grandes marcas outdoor han nacido de los escaladores, de la gente que hace montaña".
¿Cómo concibe la nueva marca?
"Con productos que se mantengan en el tiempo, que no entren en la vorágine de generar una colección todas las temporadas, porque eso es nefasto. Las marcas deben liquidar esas colecciones y por eso no hacen cosas que duren, porque no les conviene. Y eso es destructivo para el planeta. Yo quiero aconsejarle a la gente que no compre más, que use los productos, que abuse de ellos, y que sienta una identidad con ellos. Conozco a un joven que usa un polar que hice yo a comienzos de los 90. Eso quiero".
¿Cómo desarrolla los diseños?
"Se hace con un equipo, con el que vas pimponeando ideas, pero sobre todo con los deportistas, con la gente que usa la ropa. Te doy un ejemplo. Una vez un andinista me dijo que una chaqueta tiene que tener un bolsillo en el que quepa una botella de agua. Tú ves las que hoy hay en el mercado y apenas te caben los guantes. Esos detalles hacen la diferencia y solo los ven quienes usan la ropa".
¿Qué materiales usará?
"Quiero usar las mejores tecnologías disponibles en el mundo, que son caras, pero infinitamente durables y para ello debo trabajar con las licencias de los productos. En los polar, por ejemplo, voy a usar Polartec, y debo conseguir la licencia, por eso no voy a partir con chaquetas. Otra licencia de alto estándar es Goretex. Ellos tienen un esquema de trabajo con altos estándares que poca gente puede cumplir. Tú ves en el mercado miles de productos que son sellados, pero solo eso. Yo estuve yendo dos años a la fábrica de Estados Unidos para aprender cómo construir una prenda y finalmente conseguí la licencia, pero ahora no la tengo.
¿Con qué productos partirá?
"Con mochilas, con la misma estrategia que tenía antes, que si se rompen, yo respondo. Quiero usar nylon Cordura, que es "la" tela para las mochilas. Es eterna. Tengo cinco modelos de diferentes litrajes, todos orientados a que duren mucho. Quiero hacer, por ejemplo, un "daypack" de 25 litros. Es una mochila que se puede usar en la oficina pero también para ir al cerro. Otro modelo se podrá llevar debajo del asiento del avión para no pagar tanto".
¿Qué otros productos desarrollará?
"Parkas de pluma, con PrimaLoft, que es un aislante sintético de gran nivel. Lo que hoy veo en el mercado son parkas de juguete. Si tú las ves, tienen rayitas horizontales pequeñas, y cada una de esas es un punto frío, porque se sale el calor. La solución para eso es usar tabique, que es una tela que separa la capa exterior de la interior, y esa tecnología es cara y antigua. Las marcas grandes tienen chaquetas así, pero extremadamente caras, en torno a $600.000. Yo ya tengo las muestras de mis parkas. Viajé a China para enseñarles a fabricarlas, y me costó convencerlos, porque decían que no se podía. Y se pudo".