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Relato del operador telefónico que guió a la superficie a 5 jóvenes perdidos bajo tierra

El rescate ocurrió pasadas las nueve y media de la noche del jueves. A esa hora Bomberos logró sacar de los profundos ductos de aguas lluvia capitalinos a cinco jóvenes que habían pedido ayuda porque no podían salir a la superficie. Habían ingresado en las cercanías del Franklin y caminaron diez kilómetros buscando una salida. Finalmente emergieron en la comuna de La Pintana.

La aventura

Javier Quintana, tercer comandante del Cuerpo de Bomberos de La Granja, fue uno de los que colaboró en el rescate. El grupo -cuenta- decidió iniciar su aventura alrededor de las cuatro de la tarde, para "hacer tiempo", para matar el rato. Entraron por el parque inundable Víctor Jara, en San Joaquín.

Estando dentro comenzaron, probablemente sin darse cuenta, a avanzar y avanzar. Varios kilómetros después llegaron a un punto en que ni ellos sabían dónde estaban. Intentaron volver, pero había agua acumulada, estaban desorientados, no tenían señal de celular y la opción más inocua parecía ser seguir adelante. Pensaron que en cualquier momento encontrarían una salida. Pero eso no ocurrió. Y siguieron caminando. La noche los sorprendió más rápido de lo que imaginaron.


El apoyo desde arriba

En un momento, ya medio desesperados, y con algo de señal, lograron llamar a los Bomberos. Allí los atendieron Eduardo Vega y Karina González, operadores de la central de alarmas, que mantuvieron contacto con ellos hasta el final de la jornada.

"Cuando logramos hacer contacto con ellos fue porque vieron una escalera que daba a la superficie, de aproximadamente cuatro o cinco metros de altura. Les pedimos que la subieran para mejorar la señal. Y así fue", detalla Eduardo.

"Me dijeron -continúa- que había un poco de agua, pero no encontraron mal olor ni olor a gas. Sin embargo, sí vieron animales muertos y en descomposición. El camino no era recto, tenía curvas, bajadas extensas y también subidas".

Con la ayuda del operador lograron determinar que estaban cerca de La Pintana, a diez kilómetros de su punto de partida. Sin darse cuenta, hasta habían cruzado la autopista Vespucio Sur.

La última milla

Tres compañías de Bomberos asistieron para intentar encontrar el punto exacto donde se encontraban los extraviados.

"Somos bomberos! ¿Hay alguien ahí?" gritaban los miembros de la institución en cada entrada al alcantarillado que se encontraba dentro del rango.

Luego, comenzaron a realizar ruidos con sus alarmas y bocinas para intentar que los cinco individuos pudieran escuchar y así saber que ya estaban cerca.

Los muchachos le decían que podían ver el cielo y los vehículos pasando sobre la superficie, pero era imposible saber el punto exacto en que estaban.

Finalmente lograron enviar vía WhatsApp la ubicación a los operadores, pero ésta no daba un punto exacto, sino un perímetro de 900 metros desde el punto de la transmisión. Eduardo entonces les recomendó una idea genial: que buscaran alguna cosa como un tubo, un palo o algo parecido y un pedazo de tela que le pudieran poner en un extremo y hacerlo salir por el orificio de alguna tapa que daba a la superficie. Encontraron un palo y le pusieron un calcetín.

El tercer comandante del Cuerpo de Bomberos de la Granja cuenta ese momento: "Estábamos buscando alcantarillado por alcantarillado hasta que llegamos a la intersección de Bahía Catalina con General Arriagada, y uno de de los individuos, a través de un palo que tenía amarrado un calcetín, hizo una seña y así un civil reconoció la situación y nos gritó para que podamos acudir".

Una vez ubicados, los bomberos removieron la tapa del recolector de aguas lluvias y así el grupo pudo salir. Uno a uno fueron escalando a la superficie y, una vez fuera, se dieron un abrazo.

"No habíamos tenido un rescate de características similares", asegura Javier Quintana. Los cinco muchachos salieron ilesos de esta travesía y volvieron a sus hogares en micro en la noche de ese mismo jueves.

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